EL PODER DE DIOS
Nuestro Pan Diario
SALMO 18:15-16 “A causa de tu reprensión, oh Señor, y por el resoplido de tu enojo, las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra!”
Muchas veces nos maravillamos de lo poderoso que pueden resultar ser las fuerzas de la naturaleza. Hemos podido observar, en tiempo real, gracias a la tecnología de comunicaciones vía satélites, tales como el Fenómeno del Niño, huaycos, huracanes, tsunamis, terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, heladas, borrascas, tornados y otros fenómenos telúricos o meteorológicos similares pueden alterar significativamente y en instantes la faz de la tierra.
No hay nada que pueda resistir estas inmensas fuerzas, ni nada que pueda detener la destrucción que las acompaña. No obstante, el poder de DIOS está muchísimo más por encima de la intensidad de estas terribles fuerzas de la naturaleza, las cuales están ─de paso valga mencionar─ bajo la autoridad y al servicio incondicional de la voluntad de DIOS.
Por eso cometemos una grave falta cuando nos desesperamos porque pensamos que DIOS no nos va a dar una salida a nuestros aparentemente “imposibles” problemas por resolver ¿Por qué nos cuesta tanto creer que para ÉL no hay nada imposible? ¿Por qué la duda nos asalta y nos paraliza?
Miremos, pues, a las adversidades, simplemente como nuevas oportunidades para que DIOS nos demuestre, una vez más, Su irresistible e inmensurable poder y Su absoluta autoridad sobre toda la creación. La misma fuerza y poder que ÉL usa para gobernar a la naturaleza y aún más, está disponible para darte una solución a cualquier problema que tengas por difícil que éste parezca. Para DIOS no hay nada imposible y por éllo es que podemos descansar y confiar en Sus promesas, las cuales nunca fallarán.
Acerquémonos a nuestro PADRE Celestial con la certeza de que ÉL escuchará nuestras peticiones y responderá a cualquier necesidad que salga de lo más profundo de nuestro corazón. No hay nada en el universo que se pueda oponer a Sus designios y a Su santa voluntad.
ÉL convierte los desiertos en manantiales y las muchas aguas en sequedales. Lo imposible se torna en lo posible y la desesperación la convierte en esperanza. Nada se puede oponer al poder de DIOS.
Confiemos, pues, en ese inmenso poder que nos permite vivir en paz y seguridad de acuerdo a la perfecta voluntad de DIOS. ¡Sólo a DIOS sea la gloria!
OREMOS: PADRE Celestial. Me acerco a Tí con la segurida de que Tú me vas a escuchar. Te ruego que me ayudes a superar los problemas que me angustian (aquí los puedes presentar) los cuales los pongo a Tus pies. Ayúdame SEÑOR. Gracias DIOS por las pruebas y muestras de Tu amor. En el nombre de CRISTO, amén.
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