Más vale dar que recibir
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
CARACTERÍSTICAS DE UN ESPÍRITU GENEROSO
**2 CORINTIOS 8:12 “Porque si alguien
de veras quiere dar, Dios le acepta la ofrenda que él dé conforme a sus
posibilidades. Dios no pide lo que uno no tiene.“
Cuando nos enteramos de
una necesidad, podemos sentir el deseo de dar, pero entonces nuestra cuenta
bancaria nos convence que hacerlo no es posible. Aunque entendemos que la
generosidad debe caracterizar a los creyentes, a veces parece que la única
manera de ser generosos es siendo ricos.
Los cristianos de
Macedonia demostraron que no es así. Pablo los utilizó como un modelo de
generosidad, y eso motivó a los corintios a cumplir su promesa de dar para la
iglesia en Jerusalén. Por el ejemplo de las iglesias de Macedonia en la lectura
de hoy, vemos lo que caracteriza un espíritu generoso.
Una persona generosa es
sensible a las necesidades de los demás. Aunque los creyentes de Macedonia
tenían grandes pruebas de tribulación, eso no les impedía sentir compasión por
las necesidades de sus hermanos en Cristo (2 Corintios 8:2).
Un espíritu generoso ve
las necesidades como oportunidades. Lejos de tenerle miedo a las necesidades, éllos,
en realidad, le rogaron a Pablo que les permitieran ayudar a los creyentes de
Jerusalén (2 Corintios 8:4).
La liberalidad fluye de
una vida rendida a DIOS. Antes de dar, estos creyentes se dieron primeramente
al Señor en obediencia a Su voluntad (2 Corintios 8:5).
La generosidad no es una
emoción sino una decisión. La iglesia en Corinto fue movida también a
contribuir, pero descubrieron lo mismo que nosotros —que “querer” dar no es lo
mismo que “cumplir” en hacerlo (2 Corintios 8:11).
Un espíritu generoso no
tiene nada que ver con la cantidad de dinero que tengamos, sino de cuánto de
nosotros tiene el Señor. Cuando estamos totalmente rendidos a ÉL, nos da la
gracia que necesitamos para compartir lo que tenemos —ya sea tiempo, dones o
dinero.
ORACIÓN: Padre Celestial, ayúdame a tener un
espíritu generoso y que mi ofrenda sea agradable a Ti. En el nombre de Cristo,
amén.
Ahora, hermanos, queremos contarles cómo se
ha mostrado la bondad de Dios en las iglesias de Macedonia. 2 A pesar de las pruebas por
las que han tenido que pasar, son muy felices; y a pesar de ser muy pobres, sus
ofrendas han sido tan generosas como si fueran ricos. 3 Yo soy testigo de que han
ofrendado espontáneamente según sus posibilidades, y aun más allá de ellas. Por
su propia iniciativa 4 nos
rogaron mucho que les permitiéramos tomar parte en esta ayuda para el pueblo de
Dios. 5 Y hasta
hicieron más de lo que esperábamos, pues se ofrendaron a sí mismos, primero al
Señor y luego a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. 6 Por eso hemos rogado a
Tito que recoja entre ustedes esta bondadosa colecta que él comenzó antes a
recoger. 7 Pues
ustedes, que sobresalen en todo: en fe, en facilidad de palabra, en
conocimientos, en buena disposición para servir y en amor que aprendieron de
nosotros, igualmente deben sobresalir en esta obra de caridad.
8 No les digo esto como un mandato; solamente
quiero que conozcan la buena disposición de otros, para darles a ustedes la
oportunidad de demostrar que su amor es verdadero. 9 Porque ya saben ustedes
que nuestro Señor Jesucristo, en su bondad, siendo rico se hizo pobre por causa
de ustedes, para que por su pobreza ustedes se hicieran ricos.
10 Por el bien de ustedes les doy mi opinión
sobre este asunto. Desde el año pasado, no sólo comenzaron ustedes a hacer algo
al respecto, sino a hacerlo con entusiasmo. 11 Ahora pues, dentro de sus
posibilidades, terminen lo que han comenzado con la misma buena disposición que
mostraron al principio, cuando decidieron hacerlo.12 Porque si
alguien de veras quiere dar, Dios le acepta la ofrenda que él dé conforme a sus
posibilidades. Dios no pide lo que uno no tiene.
13 No se trata de que por ayudar a otros ustedes
pasen necesidad; se trata más bien de que haya igualdad. 14 Ahora ustedes tienen lo
que a ellos les falta; en otra ocasión ellos tendrán lo que les falte a
ustedes, y de esta manera habrá igualdad. 15 Como dice la Escritura:
«Ni le sobró al que había recogido mucho, ni le faltó al que había recogido poco.»