DOM 30
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
EL ESPEJO
Renuevo de Plenitud
MATEO 26:
36-39 “—Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?
37 Jesús le dijo: —“Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” 38 Éste es el primero y grande
mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo.”
Renato no vio a la señora, que estaba en
el coche parado, al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero
se dio cuenta que élla necesitaba de ayuda.
Así que detuvo su coche y se acercó. El
coche de la señora olía a tinta, de tan nuevo. La señora pensó que pudiera ser
un asaltante. Él no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento.
Renato percibió que élla tenía mucho
miedo y le dijo: “Estoy aquí para ayudarla señora, no se preocupe. ¿Por qué no
espera en el coche que está más calientito? A propósito, mi nombre es Renato”.
Bueno, lo que pasaba es que élla tenía
una llanta pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo bastante
incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el coche. Luego
ya estaba cambiando la llanta. Pero quedó un poco sucio y con una herida en una
de las manos.
Cuando apretaba las tuercas de la rueda élla
abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar,
que sólo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecer por la preciosa
ayuda. Renato apenas sonrió mientras se levantaba.
Élla preguntó cuánto le debía. Ya había
imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si Renato no
hubiese parado para socorrerla. Renato no pensaba en dinero, le gustaba ayudar
a las personas.
Éste era su modo de vivir. Y respondió: “Si
realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encontrase a alguien que precise
de ayuda, déle a esa persona la ayuda que élla necesite y acuérdese de mí”.
Algunos kilómetros después, la señora se
detuvo en un pequeño restaurante. La camarera vino hasta élla y le trajo una
toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa.
La señora notó que la camarera estaba con
casi ocho meses de embarazo, pero por éllo no dejó que la tensión y los dolores
le cambiaran su actitud.
La señora quedó curiosa en saber cómo
alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se
acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la camarera buscaba
cambio, la señora se retiró.
Cuando la camarera volvió quiso
saber a dónde la señora pudo haber ido, cuando notó algo escrito en la
servilleta, sobre la cual tenía 4 billetes de 1000 euros.
Le cayeron las lágrimas de sus ojos
cuando leyó lo que la señora escribió. Decía: – Tú
no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma
te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes
que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien.
Aquella noche, cuando fue a casa,
cansada, se acostó en la cama; su marido ya estaba durmiendo y élla quedó
pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito. ¿Cómo pudo esa señora
saber cuánto, élla y su marido, precisaban de aquel dinero? Con el bebé que
estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil.
Quedó pensando en la bendición que había
recibido, y dibujó una gran sonrisa. Agradeció a DIOS y se volvió hacia su
preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso suave y susurró: -Todo
estará bien: ¡te amo Renato!
Piensa en éso, y si quisieras pagarme por
este mensaje, compártelo a tus amigos y no dejes que el círculo del amor muera
contigo.
No te contagies de la falta de amabilidad que nos rodea. No dejes de hacer el
bien, ayuda a todo el que te necesite.
LA
VIDA ES ASÍ, UN ESPEJO. TODO LO QUE TÚ DAS, ¡VUELVE A TÍ! SÉ TÚ TAMBIÉN UN
ESPEJO DE AMOR PARA LOS DEMÁS Y TENDRÁS UNA SEMANA FELIZ.
OREMOS:
Gracias SEÑOR por las pruebas y muestras de Tu amor. Gracias porque en Tu
Palabra encontramos los principales mandamientos que con mucho agrado y esmero debemos
obedecer. Ayúdame para que en mí sea una realidad. En el nombre de CRISTO JESÚS
oramos, amén.
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