Quiénes somos, de verdad.
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Bendiciones,
Enio
Meditación
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LAS PALABRAS REVELAN NUESTRO MODO DE SER
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LUCAS 6:43-45
POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS
“No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto, 44 pues todo árbol se conoce por su fruto, ya que no se cosechan higos de los espinos ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
Quiénes somos, de
verdad, se revelará en algún momento por nuestras palabras. De acuerdo con la
Biblia, todos pecamos al hablar; se necesitaría ser una persona “perfecta” para
refrenar siempre la lengua y así controlar también el cuerpo: “Todos ofendemos muchas veces. Si
alguno no ofende de palabra, es una persona perfecta, capaz también de refrenar
todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para
que nos obedezcan y dirigimos así todo su cuerpo“ (Santiago 3:2-3). De hecho, solo CRISTO puede lograrlo. Pero en la
medida en que caminemos cerca del SEÑOR, nuestras palabras serán la evidencia
de que lo seguimos.
En el pasaje de hoy,
CRISTO expresa esta idea por medio de una metáfora acerca de los árboles buenos
y los árboles malos. Al diferenciar a las personas que creen en ÉL y las que
no, clasifica a los cristianos como árboles buenos, a través de los cuales el ESPÍRITU
SANTO que mora en ellos trabaja para producir su buen fruto.
Pero las personas sin
CRISTO no pueden dar ningún fruto bueno por sí mismas. Esto se debe a que
incluso las obras más virtuosas de la humanidad se originan en la carne y, por
lo tanto, son inmundas para DIOS: “pues
todos nosotros somos como cosa impura, todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia. Todos nosotros caímos como las hojas y nuestras maldades nos
llevaron como el viento.“ (Isaías 64:6).
No obstante, el hecho de
que seamos “árboles buenos” no significa que de nuestra boca saldrán buenas
palabras. Necesitamos que el ESPÍRITU SANTO nos ayude a utilizar un lenguaje
edificante, lleno de gracia, recto y veraz: ”Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los
oyentes. Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados para el día de la redención.“ (Efesios 4:29-30). Que
nuestro objetivo sea permanecer en el Señor JESUCRISTO, al permitir que el ESPÍRITU
SANTO dirija nuestra lengua para que esta honre a JESUCRISTO.
OREMOS: PADRE Celestial, gracias
por haber enviado al ESPÍRITU SANTO para que nos guíe y ayude en nuestro hablar
y que éste sea de Tu agrado. Gracias SEÑOR por las pruebas y muestras de Tu
amor. En el nombre de CRISTO , amén.
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