miércoles, 18 de septiembre de 2024

EL CUIDADO DE NUESTRA CONCIENCIA

 

MIE 18
Algunos cristianos nunca se detienen a pensar que sus decisiones pueden dañar o destruir la fe de otra persona.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria

EL CUIDADO DE NUESTRA CONCIENCIA

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1ª CORINTIOS 8:9-13 “Sin embargo, aunque tengamos derecho a comer de todo, debemos tener cuidado de no causarles problemas a los miembros de la iglesia que todavía no están debidamente instruidos. 10-11 Supongamos que uno de ustedes va a comer a un lugar donde se adora a los ídolos, y que lo ve algún miembro de la iglesia que todavía cree que los ídolos tienen vida. Entonces, aunque bien sabemos que los ídolos no tienen vida, aquel miembro de la iglesia va a pensar que está bien adorar ídolos, y dejará de creer en CRISTO, quiden murió por él. 12 Cuando le hacemos daño a los miembros de la iglesia que no saben distinguir entre lo bueno y lo malo, también le hacemos daño a Cristo. 13 Por eso yo jamás voy a comer algo, si por comerlo hago que un miembro de la iglesia peque. (TLA) 

Tú ¿cómo tomas tus decisiones? ¿Piensas ante todo en tus propios intereses? ¿O consideras cómo afectarán tus acciones las convicciones y las vidas de otros? Desde el momento en que tuvimos fe, todos hemos tenido que disciplinar nuestra conciencia para que se fortalezca. También es importante usar el discernimiento para que podamos evitar herir a un creyente más débil.

Algunos cristianos nunca se detienen a pensar que sus decisiones pueden dañar o destruir la fe de otra persona. Justifican su comportamiento diciendo que DIOS no los culpa por éllo. Aunque no se entregan necesariamente a actos pecaminosos, sus defensas espirituales han crecido lo suficiente como para permitirles hacer cosas que no habrían hecho en las primeras etapas de su andar espiritual. Pero estos creyentes no comprenden que los nuevos creyentes están observando cómo viven su fe. Cuando los “más débiles” siguen el ejemplo que ven, la nave de su fe puede naufragar por una conciencia perturbada o confundida, en vez de fortalecida.

A Pablo culpa al cristiano “más fuerte” por estos naufragios. Dice que somos responsables no sólo por nuestras acciones, sino también por el efecto de esas acciones. Al final, debemos preocuparnos más por el aquel miembro de la iglesia… dejará de creer en Cristo, quien murió por él”, que por nuestras necesidades o deseos (1ª Corintios 8:11).

Puesto que nuestra fe está a la vista de todo el mundo, DIOS promete recompensas, pero insiste en la responsabilidad. Una de las recompensas es la libertad de la condenación. Pero esa libertad no significa licencia para hacer lo que nos plazca sin considerar a quienes nos observan. Por medio del ESPÍRITU SANTO, debemos discernir el bien mayor y actuar conforme al mismo.

OREMOS: SEÑOR, ayúdame a no ser piedra de tropiezo para los nuevos creyentes y que todo lo que haga sea de Tu agrado y de acuerdo a Tu voluntad. En el nombre de CRISTO, amén.

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