DOM 22
¡Ya llegó!
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CUANDO
EL TIEMPO SE CUMPLIÓ
GÁLATAS
4:4-5 “Pero cuando vino el cumplimiento del
tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que
redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción
de hijos.””
Durante la época de Navidad, ¿qué parte
de la vida de JESÚS viene a tu mente con más frecuencia? Seguramente su
nacimiento, ¿cierto? En estos días, la
mayoría de los sermones se refieren a este evento; por dondequiera vemos
escenas de un pesebre, ángeles y pastores; y hasta en las noticias seculares en
la televisión las vemos con frecuencia.
Sin embargo, algo que con facilidad se
olvida, es la razón por la que aquel bebito vino a este mundo. El nació con un
propósito bien determinado: morir. Claro que todo aquel que nace, con seguridad
morirá, pero la muerte de JESÚS fue diferente porque ÉL vino a morir por toda
la humanidad. Como parte del plan de DIOS para la salvación de este mundo, JESUCRISTO
nació de una virgen, la cual concibió milagrosamente del ESPÍRITU SANTO. Fue el
verbo encarnado, DIOS hecho hombre, la divinidad convertida en humanidad.
Unos setecientos años antes el profeta Isaías lo había declarado. En Isaías
9:6 dice: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos
es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Y el pasaje de hoy dice que “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su
Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.” Ser hijos de Dios nos garantiza la
entrada al cielo, y nuestra eterna morada junto a Él. Ese es el plan y el deseo
de DIOS, pues él no quiere “que ninguno perezca”, dice 2ª Pedro 3:9.
El plan divino comenzó a manifestarse aquella noche, hace dos mil años, en
un humilde pesebre. Quizás en este momento estés pensando en aquel maravilloso
evento. A lo mejor estás decorando la casa o preparando comida para una reunión
familiar, pero no quisieras pensar acerca de la horrible muerte que esperaba a
aquel inocente niño que es el centro de tu nacimiento debajo del árbol.
Sin embargo, ¿cómo podríamos celebrar el nacimiento de CRISTO, sin pensar
en la razón de ese nacimiento? Desde el momento en que JESÚS apareció aquella
noche en Belén, ÉL vivió Su vida enfocado en cumplir la misión encomendada por
su PADRE. ÉL vino a mostrarnos quien es DIOS realmente. Vino a enseñarnos como
vivir, caminar y hablar como personas espirituales. Pero, lo más importante, CRISTO
vino para que pudiéramos tener una completa, verdadera e íntima relación con
nuestro PADRE Celestial, a quien ÉL conocía tan bien. La misión de JESÚS fue
asegurar la salvación y la vida eterna para “todo aquel que en El cree.” (Juan 3:16).
Por lo tanto, mientras disfrutamos de la celebración de la Navidad, no
perdamos nuestro foco. Al depositar nuestros regalos al pie del árbol, no
olvidemos que ÉL vino para que nosotros pudiésemos depositar nuestros pecados
al pie de la cruz, y que seamos perdonados.
Ese es el regalo de JESÚS para ti. Y tú, ¿cómo vas a corresponder? Lo menos
que puedes hacer es compartir con los que te rodean acerca de este maravilloso
regalo y recordarles que JESÚS es la razón de la Navidad. Y no te olvides de
decirles: “¡FELIZ NAVIDAD!”
ORACIÓN: PADRE Santo, en este
tiempo en el que todo el mundo está enfocado en sí mismo, y en las cosas que
recibirán, ayúdame a enfocarme en la verdadera razón de esta época, que es Tu HIJO
y lo que Tú nos has dado a través de ÉL Gracias porque ÉL se hizo como
nosotros, para que nosotros podamos llegar a ser como Tú; te ruego me capacites
para entender esto. En el nombre de JESÚS, amén.
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