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Gracia por las pruebasy muestras de Tu amor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
EL ENCUENTRO DE TU VIDA
Nuestro Pan Diaria
**Leer Lucas 15:11-32
LUCAS 15:32 "Pero
era necesario hacer una fiesta y regocijarnos, porque tu hermano estaba muerto,
y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado."
Son
populares los programas de televisión en los que vemos a personas buscando a
otros, ya sea familiares, amigos de la infancia, o alguien importante en su
pasado. Buscan con ansias, porque saben que encontrar a quien
han perdido les devolverá la alegría, y hasta incluso les traerá respuestas a
preguntas que durante muchos años no han podido contestar.
La parábola del hijo pródigo nos recuerda
una realidad similar. El padre que había esperado con
ansias el regreso de su hijo, ahora celebra porque finalmente volvió al hogar.
El motivo para la celebración en este
pasaje bíblico se explica con dos imágenes muy evidentes y poderosas: la muerte
y la perdición.Son dos realidades que se
contraponen al resultado final, donde se muestra un cambio enorme en la vida de
una persona: resurrección y reencuentro.
Pero
no se trata de un relato más o de una historia sólo para niños. Porque para entender el valor de la
parábola es necesario que cada uno de nosotros se ponga en la piel del hijo.
Ese joven que estaba perdido y muerto en sus delitos y pecados, como somos cada
uno de nosotros, y la realidad de todo ser humano alejado y renegado contra
DIOS es la condenación.
Una verdad mayor es que el PADRE Celestial
nos busca y encuentra: para eso envía a Su propio Hijo JESÚS. JESÚS luz al
mundo; Su presencia nos muestra el camino de la salvación, ÉL es nuestra vida.
Tal Regalo de amor y cuidado quita de nosotros toda sombra de duda.
Ahora
estamos en CRISTO y llenos de gratitud en nuestros corazones, nos alegramos,
porque estando en Su presencia anticipamos la celebración eterna, que será el
gran encuentro de todo Su pueblo frente al trono glorioso del DIOS Trino.
OREMOS: Amado
SALVADOR, te damos infinitas gracias pues nos buscas y rescatas para que, con
alegría, celebremos Tu salvación. Por CRISTO JESÚS, amén.
**Leer Lucas 15:11-32
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO
11 También dijo: «Un
hombre tenía dos hijos, 12 y el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de los
bienes que me corresponde.” Y les repartió los bienes. 13 No muchos días
después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada,
y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Cuando todo lo hubo
malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó él a pasar
necesidad. 15 Entonces fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra,
el cual lo envió a su hacienda para que apacentara cerdos. 16 Deseaba llenar su
vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Volviendo en sí,
dijo: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo
aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra
el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus
jornaleros.’” 20 Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos, lo
vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y
lo besó. 21 El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya
no soy digno de ser llamado tu hijo.” 22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor
vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies. 23 Traed el becerro
gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, 24 porque éste, mi
hijo, muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado.” Y comenzaron a
regocijarse.
25 »El hijo mayor estaba en el campo. Al regresar, cerca ya de
la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados le preguntó qué era aquello. 27 El criado le dijo: “Tu hermano ha regresado y tu padre ha
hecho matar el becerro gordo por haberlo recibido bueno y sano.” 28 Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su
padre, y le rogaba que entrara. 29 Pero él, respondiendo, dijo al padre: “Tantos años hace que
te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito
para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes
con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.” 31 Él entonces le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas
mis cosas son tuyas. 32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este
tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado.”»
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