domingo, 21 de abril de 2024

REFLEXIONES: UNA FLOR

 

DOM 21

Todo, son bendiciones que el SEÑOR nos da.

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Bendiciones,

Enio

Meditación Diaria

REFLEXIONES: UNA FLOR

Renuevo de Plenitud

 

1a PEDRO 4: 11b “Todo lo que hagas, hazlo para que Dios sea alabado por medio de Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder para siempre. Amén.”

 

 

Había una joven muy rica, que tenía todo: un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo donde le pagaban muy bien, una familia unida. Lo extraño es que élla no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los que haceres le ocupaban todo su tiempo y su vida estaba mal en algunas áreas. Si el trabajo consumía mucho tiempo, abandonaba a sus hijos, si surgía algún problema, élla dejaba de lado a su marido. Y así, las personas que élla amaba eran siempre dejadas para después.

Hasta que un día, su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo: una flor muy cara y rarísima, de la cual había apenas un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo: “Hija, esta flor te ayudará mucho más de lo que tú te imaginas! Únicamente necesitas regarla y podarla de vez en cuando, ocasionalmente conversar un poco con élla, y élla te dará a cambio ese perfume maravilloso y las más lindas flores.”

La joven la recibió emocionada, pues la flor era de una belleza sin igual. Más el tiempo fue pasando, los problemas surgían, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitia cuidar de la flor.

Élla llegaba a casa, miraba la flor y aún estaba ahí, no mostraba ningún signo de debilidad o muerte, siempre, linda, perfumada. Entonces élla pasaba sin prestarle más atención.

Hasta que un día, sin más, la flor murió. Élla llegó a casa y ¡se llevó un susto! Estaba completamente muerta, sus raíces estaban resecas, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La joven se echó a llorar y le contó a su padre lo que había acontecido.

Su padre entonces respondió: “Imaginé que éso ocurriría, y no puedo darte otra flor, porque no existe otra igual a élla, era única, así como tus hijos, tu marido, tus amigos y toda tu familia. Todos son bendiciones que el SEÑOR te dio, pero debes aprender a regarlos, podarlos y dar atención a éllos, pues así como la flor, los sentimientos también mueren. Tú te acostumbraste a ver la flor viva, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla. ¡Cuida a las personas que amas!”

¿Y tú?… ¿Cuidas de las bendiciones que DIOS te ha dado? Protege esas flores, pues forman parte de las bendiciones del SEÑOR: ÉL nos las dá, mas nosotros somos lo que debemos cuidar de éllas.

OREMOS: PADRE Celestial. Creador de todo lo que existe. Tú eres dueño de todo: la vida, la salud, la familia, nuestros padres y hermanos, el trabajo, las comodidades, etc. Y todas estas bendiciones y muchas más Tú no las das para que nosotros las cuidemos y administremos bien. Ayúdame Señor a ser un buen administrador, a cuidarlas bien y hacer todo lo que te agrada. Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.

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