DÁSELO A DIOS
Nuestro Pan Diario
**Leer: 2ª Reyes 19:9-19
2a REYES 19:14 “…Ezequías tomó la carta de manos de los embajadores. Después de leerla subió a la casa de Jehová y la extendió delante de Jehová.”
Cuando enormes desafíos o decisiones importantes me abrumaban en mi adolescencia, mi madre me enseñó los beneficios de poner por escrito las cosas para entenderlas mejor. Al preguntarme qué estudios seguir o qué trabajo procurar, o cómo enfrentar las realidades atemorizantes de volverme adulta, adopté su hábito de escribir qué estaba sucediendo, los posibles cursos de acción y los probables resultados. Después de volcar mi corazón en la hoja, podía analizar el problema y ser más objetiva de lo que me permitían mis emociones.
Del mismo modo, derramar nuestro corazón delante de DIOS nos ayuda a obtener una nueva perspectiva y recordar Su poder. Eso hizo el rey Ezequías cuando recibió una carta desalentadora de un adversario siniestro. Ezequías expuso la carta ante el SEÑOR, invocándolo en oración para que librara al pueblo y el mundo reconociera: «sólo tú, Señor, eres DIOS» (2a Reyes 19:19).
Cuando enfrentemos una situación que genera ansiedad, temor o conciencia de que atravesarla exigirá más de lo que tenemos, imitemos a Ezequías y corramos directamente hacia el SEÑOR. Cómo Ezequías, podemos dejar nuestro problema en las manos de DIOS y confiar en que ÉL guiará nuestros pasos y calmará nuestros corazones turbados.
OREMOS: SEÑOR, eres mi fuente de sabiduría y fortaleza. Confío en que me guiarás en las dificultades. Por CRISTO JESÚS oramos, amén.
**Leer: 2ª Reyes 19:9-19 (RVR1995)
9 Allí el rey de Siria se enteró de que Tirhaca, rey de Etiopía, había salido para hacerle guerra, y volvió a enviar embajadores a Ezequías diciendo: 10 «Así diréis a Ezequías, rey de Judá: “Que no te engañe el Dios en quien tú confías, diciéndote: ‘Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria.’ 11 Has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras que han destruido. ¿Vas a escapar tú? 12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto es, a Gozán, Harán, Resef, y a los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?”»
14 Ezequías tomó la carta de manos de los embajadores. Después de leerla subió a la casa de Jehová y la extendió delante de Jehová. 15 Entonces oró Ezequías delante de Jehová diciendo: «Jehová, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste el cielo y la tierra. 16 Inclina, Jehová, tu oído y oye; abre, Jehová, tus ojos y mira. Oye las palabras que Senaquerib ha enviado a decirme para blasfemar contra el Dios viviente. 17 Es verdad, Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras, 18 y que han echado al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos humanas, de madera o de piedra, y por eso los destruyeron. 19 Ahora, pues, Jehová, Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de sus manos, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios.»
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