PIES Y CORAZÓN LIMPIOS
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**Leer Juan 13:3-15
JUAN 13:12-15 “Entonces les dijo: ―¿Entienden lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.”
Puede que Israel sea una tierra polvorienta, y los pies calzados con sandalias se ensucian yendo de un lado a otro. En la antigüedad, la persona que entraba en una casa se quitaba las sandalias y se lavaba los pies. O si los dueños de casa eran ricos, los sirvientes eran quienes se los lavaban. Ésta desagradable pero necesaria tarea le tocaba al sirviente que tenía la jerarquía más baja en la casa. Imagínese la sorpresa de los discípulos cuando el Hijo de DIOS tomó el papel de un humilde sirviente para arrodillarse a lavar sus pies. La necesidad de este servicio era enorme, ya que habían estado viajando por un tiempo. Pero nadie se había ofrecido para hacerlo.
Pero JESÚS hizo algo más que cubrir una necesidad: dio una lección. Como ÉL explicó: “Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes” (Juan 13:15 NVI). Algunas iglesias han interpretado erróneamente ésto, haciendo del lavado de pies una ordenanza. Pero uno puede limpiar la piel de otra persona, sin pensar en el significado de la acción de CRISTO.
En realidad, la acción en sí no es el punto principal; la actitud es lo que cuenta. CRISTO desea que estemos dispuestos a humillarnos para servir a los demás. ÉL está buscando hombres y mujeres que dejen de lado el orgullo, la posición y el poder para hacer lo que sea necesario, dondequiera que haga falta, y en favor de quienes necesiten ayuda.
JESÚS realizó sus más grandes y humildes actos de servicio en menos de veinticuatro horas. Lavó pies sucios, usando las dos manos que serían traspasadas por los clavos el día siguiente. La enseñanza aquí es que toda tarea que DIOS nos da es importante para Su reino.
OREMOS: PADRE Celestial quita de mí el orgullo y ayúdame a cumplir Tu voluntad con alegría de corazón y todo lo que haga sea de Tu agrado. En el nombre de CRISTO, amén.
**Leer Juan 13:3-15
3 Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; 4 así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. 5 Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura. 6 Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo: ―¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí? 7 ―Ahora no entiendes lo que estoy haciendo —le respondió Jesús—, pero lo entenderás más tarde. 8 ―¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! ―Si no te los lavo,[a] no tendrás parte conmigo. 9 ―Entonces, Señor, ¡no solo los pies, sino también las manos y la cabeza! 10 ―El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies —le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos. 11 Jesús sabía quién lo iba a traicionar, y por eso dijo que no todos estaban limpios. 12 Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo: ―¿Entienden lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.
Footnotes:
- 13:8 te los lavo. Lit. te lavo.
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