Perdóname Señor…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA MINA EXPLOSIVA TERRESTRE DE LA PEREZA
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2a TESALONICENSES
3:10-13 (DHH) “10 Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta
regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. 11 Pero hemos sabido que algunos de ustedes llevan
una conducta indisciplinada, muy ocupados en no hacer nada. 12 A tales personas les mandamos y encargamos, por
la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente para ganarse la
vida. 13 Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer
el bien.”
El libro de Proverbios nos da una
descripción de la persona perezosa:
Primero, carece de decisión; es alguien que
posterga lo que tiene que hacer (Proverbios 20:4).
Segundo, utiliza cualquier excusa para evitar
trabajar (Proverbios 22:13).
Tercero, desperdicia el tiempo (Proverbios 6:9-11).
Y, por último, la persona
perezosa es negligente y descuidada (Proverbios 24:30-32).
La pereza no se ajusta a lo que somos
como creyentes. Nuestro Padre espera de nosotros que vivamos con determinación,
y que trabajemos con diligencia; ser perezosos y hacer mal las cosas daña
nuestro testimonio.
Proverbios 25.19 advierte: “Como diente roto y pie
descoyuntado es la confianza en el prevaricador en tiempo de angustia”.
Una persona no confiable deja las tareas sin terminar y, como resultado, es un
pésimo testigo para Cristo.
Tenemos
la maravillosa oportunidad de participar en la obra de DIOS, y éso incluye
actuar bien como una demostración de obediencia. Decide trabajar para Él hoy.
ORACIÓN: Perdóname Padre Celestial porque
soy una persona perezosa y negligente.
Ayúdame a salir de esta situación.
Te lo ruego en el nombre de Cristo, amén.
2a Tesalonicenses 3:6-13 (DHH)
El deber de trabajar
6 Hermanos, les
ordenamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de cualquier
hermano que lleve una conducta indisciplinada y que no siga las tradiciones que
recibieron de nosotros.7 Pues ustedes
saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nosotros no llevamos entre
ustedes una conducta indisciplinada, 8 ni hemos comido
el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, trabajamos y luchamos día y noche
para no serle una carga a ninguno de ustedes. 9 Y ciertamente
teníamos el derecho de pedirles a ustedes que nos ayudaran, pero trabajamos
para darles el ejemplo que ustedes deben seguir. 10 Cuando estuvimos
con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. 11 Pero hemos sabido
que algunos de ustedes llevan una conducta indisciplinada, muy ocupados en no
hacer nada. 12 A tales personas
les mandamos y encargamos, por la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen
tranquilamente para ganarse la vida.
13 Pero ustedes,
hermanos, no se cansen de hacer el bien.
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