REACCIÓN ANTE LAS CIRCUNSTANCIAS
FILIPENSES 4:10-13 “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
En sentido general, podemos decir que hay dos tipos de actitudes en las personas ante las circunstancias de la vida: por un lado, los que viven siempre insatisfechos, con la queja constante en la boca. Por el otro lado encontramos las personas que mantienen la paz aún ante las circunstancias más difíciles.
Estas diferentes formas de reaccionar constituyen algo así como una radiografía de la madurez espiritual. Podríamos parafrasear el conocido refrán y afirmar: “dime cómo reaccionas ante una circunstancia difícil y te diré qué tipo de creyente eres”.
El filósofo rumano francés Emil Cioran es un ejemplo notable de la primera actitud. En su libro “EN LAS CIMAS DE LA DESESPERACIÓN”, él dice: “Todo me deja insatisfecho; si pudiera, me rompería a mí mismo en mil pedazos, me haría estallar.”
El pasaje de hoy nos muestra una actitud muy diferente en el apóstol Pablo cuando dice: “He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.” Lo opuesto a la amargura es el contentamiento. No olvidemos que cuando Pablo escribió estas palabras estaba preso en una cárcel en Roma y en franco peligro de muerte; él no escribe desde una posición de tranquila comodidad, sino bajo la presión de una situación sumamente difícil. ¿Cómo podía el apóstol tener esta admirable actitud?
El secreto del contentamiento de Pablo se encuentra en una frase que describe una profunda experiencia espiritual: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” El creyente que llega a hacer suya esta verdad espiritual pasará de la insatisfacción o la amargura al contentamiento. ¿Qué quiso decir Pablo al afirmar “he aprendido a contentarme”? La palabra original griega (autarkeia) implica no depender de las circunstancias, o sea estar por encima de las circunstancias.
El médico suizo Paul Tournier dijo: “lo que nos hace felices o desdichados no son las circunstancias, sino nuestra actitud ante éllas.” Si nuestro estado de ánimo depende por completo de las circunstancias, nuestra vida se convertirá en un auténtico sube y baja, yendo alternativamente de la euforia a la tristeza, conforme a que las circunstancias cambien para bien o para mal.
Dos formas de reaccionar ante la vida y sus problemas: la amargura de Emil Cioran, “todo me deja insatisfecho”, o la aceptación confiada del apóstol Pablo, “he aprendido a contentarme en toda situación... porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
¿Qué circunstancias estas afrontando ahora mismo? ¿Cuál es tu actitud? ¿Te mueves en el poder de CRISTO? Si es así, la fuerza para hacerles frente y la victoria están aseguradas.
OREMOS: PADRE Santo, te ruego me des la fuerza para enfrentarme a las circunstancias más difíciles con la plena seguridad de que Tú estás en control, y tienes el poder para cambiarlas y encaminarlas para mi bien. Ayúdame a contentarme en toda situación, confiando en que todo lo puedo en CRISTO que me fortalece. En el nombre de JESÚS, amén.
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