JUE 7 MAR
DIOS responde nuestras oraciones.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
ANTES DE QUE ME LLAMEN,
YO RESPONDERÉ
I
SAÍAS 65:24 “Antes que clamen,
responderé yo…"
Muchas veces creemos que DIOS no nos
escucha, porque no contesta tal como nosotros creemos que debería ser, pero…
Esta es la historia de un
médico que trabajó en África.
Una noche
trabajé duro con una madre en su parto, pero a pesar de todo lo que pudimos
hacer, ella falleció dejándonos un pequeño y prematuro bebé y una niña de dos
años que lloraba desconsoladamente. Tuvimos grandes problemas para mantener
vivo al bebé, no teníamos incubadora ni electricidad para hacer funcionar una.
Tampoco
teníamos alimento especial para estos casos. Aunque estábamos sobre la línea
del Ecuador, las noches a menudo eran frías con peligrosos vientos.
Una
estudiante que me ayudaba fue a buscar una cobija de lana que teníamos para los
bebés.
Otra fue a atizar el fuego y a
cargar una bolsa con agua caliente. Ella volvió casi inmediatamente muy
preocupada para decirme que la bolsa se rompió al llenarla, (las bolsas de agua
caliente se rompen fácilmente en climas tropicales). ¡Y era nuestra última
bolsa!, exclamó.
Como se
acostumbra en Occidente, no hay que llorar sobre la leche derramada, de modo
que en África central se puede considerar no llorar sobre bolsas de agua
caliente rotas. Éstas no crecen en los árboles, y no hay farmacias en los
bosques donde comprarlas.
“Muy bien” dije, “pon al bebé lo más cerca posible del fuego y
acuéstate entre el bebé y la puerta para evitar las corrientes de aire frío. Tu
trabajo es mantener con calor al bebé.”
Al
mediodía, como hacía todos los días, fui a orar con los chicos del orfanato que
querrían reunirse conmigo. Les daba sugerencias sobre cosas por las cuales
orar, y también les conté del pequeño bebé. Les expliqué nuestro problema de
mantener al bebé con calor suficiente, la bolsa de agua caliente que se había
roto, y que el bebé podía fácilmente morir si se enfriaba. También les conté de
su hermana de 2 años, que lloraba porque su madre había muerto.
Mientras
orábamos, una de las niñas, de nombre Ruth, hizo la usual sincera oración que
los niños hacen en África. “DIOS, por favor, envíanos una
bolsa de agua caliente hoy, mañana será demasiado tarde porque el bebé habrá
fallecido, por favor envíala esta tarde”.
Mientras trataba de contenerme
por la audacia de su oración, ella añadió: “y también ¿podrías por favor
enviarnos una muñeca de juguete para la niña, así ella puede ver que Tú
realmente la amas?”
Como
sucede a menudo con las oraciones de los niños, yo fui sacudido. ¿Podría yo
decir amén honestamente? ¡Yo no creía que DIOS podría hacer esto!
Oh sí, yo
sé que ÉL puede hacer todo; la Biblia dice así. Pero hay límites, ¿no es
cierto? La única forma en que DIOS podía contestar esta oración en particular,
sería si alguien enviaba una encomienda desde el exterior. Hacía ya casi 4 años
que estaba en África y nunca había recibido una encomienda.
Y si
alguien enviaba una ¿podría ser que incluya una bolsa de agua caliente? ¡Yo
vivía sobre el Ecuador!
A media
tarde mientras estaba dando clases al grupo de enfermería, me llegó el mensaje
de que un vehículo había llegado a mi casa. Para cuando llegué a mi casa el
vehículo ya se había ido, pero en la puerta había una caja de unos 11 kilos.
Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas, no pude abrir la caja yo solo,
llamé a los niños del orfanato para que me ayuden.
Con mucho
cuidado sacamos los precintos y empezamos a desempacar con mucha emoción. Había
unos 15 chicos observando la gran caja. Comencé a sacar yerseis de colores muy
brillantes. Los ojos de los chicos estaban iluminados. Había vendas para los
leprosos. También había pasas de uva que serían de utilidad para el fin de
semana.
Luego puse mi mano nuevamente
en la caja y sentí… ¿podía esto ser cierto? Lo tomé y lo saqué. Sí.
¡Una bolsa de agua caliente nueva! Lloré, yo no había pedido a DIOS
que nos la mande; yo no creí verdaderamente que ÉL podía.
Ruth
estaba en primera fila. Élla se adelantó y en alta voz dijo, “si
DIOS envió una bolsa de agua caliente, también debe haber enviado la muñeca”.
Escarbando hacia el fondo de la caja, ella sacó una hermosa muñeca
con un vestido de colores. ¡Sus ojos brillaban, élla nunca había dudado!
Mirándome
me preguntó, “¿puedo ir contigo y darle la muñeca a la niña, así élla sabrá que
JESÚS la ama?” “Por supuesto”, respondí.
Aquella
encomienda había estado de viaje durante 5 meses, la habían enviado mis
compañeros de escuela que tuvieron la impresión de obedecer a DIOS e incluir
una bolsa de agua caliente, aún para la línea del Ecuador.
Y una
chica había puesto la muñeca para una niña Africana 5 meses antes, en respuesta
a la oración de fe de una niña de 10 años, y traerla esa misma tarde.
“Antes que clamen, responderé yo” Isaías
65:24
La oración
es el mayor regalo que podemos recibir. No tiene costo, es gratis pero tiene
muchas recompensas.
OREMOS: PADRE Celestial. Para Tí no
hay nada imposible. Tú, respondes nuestras oraciones. Gracias SEÑOR por las pruebas
y muestras de Tu amor. En nombre de JESÚS oramos, amén.
Visita
nuestra página web en la siguiente dirección: http://www.meditaciondiaria.org/
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