LUN 11
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
DIOS PUEDE HACER MILAGROS
**Leer
Juan 11: 38-44
JUAN
11:43,44 "Y habiendo dicho esto,
clamó a gran voz: —¡Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los
pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: —Desatadlo
y dejadlo ir.”
Hace
unos años, un joven de dieciocho años llamado Lottie Stevens y un amigo
partieron del archipiélago de Nueva Caledonia, Oceanía, en un bote de motor con
el fin de disfrutar un paseo de pesca por las azules aguas del Pacífico Sur.
Unas horas después, el paseo se convirtió en drama y en tragedia cuando se
desató una tormenta y una enorme ola arremetió contra el bote, el cual zozobró
y ambos cayeron al agua. El amigo desapareció casi inmediatamente en el inmenso
océano infestado de tiburones, pero Lottie sintió que un cuerpo frío y viscoso
lo levantaba y lo llevaba cargado. Era una enorme raya marina que estaba debajo
de él y que nadó una distancia de más de 700 kilómetros durante 13 días, hasta
depositar a Lottie, exhausto y casi moribundo en la playa de una isla, de donde
más tarde fue rescatado.
¿Sería
éste un hecho extraordinario producto de una increíble casualidad? ¿O sería un
milagro? ¿Por qué no un milagro? De vez en cuando ocurren en el mundo sucesos
que parecen no tener explicación alguna. Muchos de éstos incidentes asombrosos
(tales como los de personas que se salvan en naufragios, o escapan en medio de
incendios impetuosos o se recuperan de accidentes increíbles o de enfermedades
supuestamente incurables) son obra de DIOS, que responde a las oraciones de sus
hijos.
Quizás
DIOS lo permite así para enseñarle a ese mundo científico, incrédulo y burlón,
que en este planeta en que vivimos hay algo más que fórmulas matemáticas frías
y exactas. También hay un DIOS todopoderoso que tiene bajo Su control toda una
gama de hechos sobrenaturales, acontecimientos “misteriosos”, sucesos
inexplicables ante los cuales la orgullosa razón humana tiene que ceder y
decir: “No lo entiendo”.
¿Cómo
dividió Moisés las aguas del mar Rojo? ¿Cómo estuvo Jonás tres días y tres
noches en el vientre de un gran pez? ¿Cómo multiplicó JESUCRISTO los panes y
los peces? A través de toda la Biblia leemos acerca de estos portentosos
milagros de DIOS.
El
pasaje de hoy nos cuenta como Lázaro pudo salir del sepulcro sano y en buen
estado, después de cuatro días muerto y oliendo mal, en respuesta al llamado de
JESÚS. La razón puede seguir diciendo: “No lo entiendo”, pero la fe puede
declarar: “No lo entiendo, pero creo”. Esta es la clave: CREER. Así le dijo el SEÑOR
a Marta, la hermana de Lázaro: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria
de DIOS?”
Puede
ser que en estos momentos te encuentres en una situación muy difícil. Quizás
pienses que no tiene solución. La pregunta es: ¿Crees que puede ser más difícil
que la situación de Moisés, o la de Jonás, o la de Lázaro, o la del joven
Lottie Stevens, o la de tantos hombres y mujeres en la Biblia y en la historia
de la humanidad que fueron recipientes de verdaderos milagros? No olvides que “nada
hay imposible para DIOS.” (Lucas 1:37).
DIOS
puede y quiere hacer milagros en cada uno de nosotros. Lo único que tenemos que
hacer es clamar a ÉL desde el fondo de nuestra desesperación, y creer de todo
corazón que ÉL puede hacerlo.
OREMOS:
PADRE mío, te ruego me ayudes a creer en Tu ilimitado poder y a confiar de todo
corazón que para Ti nada es imposible, y que, aunque me encuentre en medio de
circunstancias imposibles de resolver según el mundo, siempre puedo esperar un
milagro de Ti. Gracias por las pruebas y
muestras de Tu amor. En el nombre de JESÚS, amén.
**Leer
Juan 11: 38-44
"Jesús,
profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una
piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que
había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le
dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de DIOS? Entonces quitaron
la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo
alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me
oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean
que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y
el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle
ir."
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