Nuestra consolación…
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
TIEMPO DE LLORAR
ISAÍAS 25:8b “…..El Señor secará las lágrimas de los ojos de
todos”.
¿Cuándo
fue la última vez que lloraste? Parece
que yo había pasado mucho tiempo sin derramar más de una o dos lágrimas. Entonces
murió mi padre. Papá luchó con una debilitante enfermedad durante años.Nosotros
sabíamos que iba a morir. De
hecho, habíamos pedido al Señor que se lo llevara misericordiosamente a su
hogar celestial para terminar con la severa prueba. Sabíamos que papá iría a
estar con Jesús, pero cuando me arrodillé junto a su cama y lo vi dar el último
suspiro, las lágrimas que yo había contenido en otras ocasiones salieron como
un diluvio. No había sollozado así desde que era muchacho. Incluso cuando mis
hermanos y mi madre nos abrazamos y oramos, la tristeza era abrumadora.
Ese
acontecimiento me ayudó a entender y a apreciar más que nunca el significado
del versículo más corto de la Biblia: “Jesús lloró” (Juan 11:35).
Es una
afirmación increíble: ¡DIOS Hijo lloró! ÉL mejor que nadie en el mundo conocía
la realidad del cielo. ÉL era la fuente de toda esperanza en un día futuro de
resurrección. Y sin embargo, Jesús lloró. Amaba tanto a sus amigos María, Marta
y Lázaro que “se conmovió profundamente y se estremeció” (v.33). Jesús
de verdad sentía el dolor de éllos.
Cuando
muere alguien a quien amamos luchamos con una amplia gama de emociones. Si una
persona muere en un accidente o de una enfermedad siendo joven, preguntamos:
“¿Por qué?” Puede que cuestionemos la sabiduría o la bondad de DIOS. Cuando la
muerte llega después de un sufrimiento largo, tal vez luchemos para entender
por qué el Señor esperó tanto para traer el alivio.
Empezamos a pensar
en DIOS como un ser distante, a quien no toca nuestra tristeza. Entonces leemos otra vez que “Jesús lloró.” Esas palabras
nos aseguran que DIOS no está lejos. ÉL se conmueve profundamente con nuestra
angustia. Llegará el precioso y anhelado momento en que el Creador del
universo, nos limpiara nuestras lágrimas. No importa que tan grande sea el
clamor o el dolor, ahora en este preciso para que…“3 Alabado sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que nos tiene compasión y el Dios
que siempre nos consuela. 4 Él nos consuela en todos nuestros
sufrimientos, para que nosotros podamos consolar también a los que sufren,
dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado a nosotros.” (2ª
Corintios 1:3-4).
Cuando una situación dolorosa invada tu vida,
recuerda el versículo más corto de la Biblia... Jesús también derramó lágrimas.
MMP
ORACIÓN: Gracias Señor por las muestras de Tu amor. En el
nombre de Cristo, amén.
Lectura Biblica: Juan 11:1-36
Muerte
de Lázaro
11 Había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro,
natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta.2 Esta María, que era
hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los
secó con sus cabellos. 3 Así
pues, las dos hermanas mandaron a decir a Jesús:
—Señor,
tu amigo querido está enfermo.
4 Jesús, al oírlo, dijo:—Esta enfermedad no va a
terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios, y
también la gloria del Hijo de Dios.
5 Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y
a Lázaro, 6 cuando
le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se
encontraba. 7 Después
dijo a sus discípulos:—Vamos otra vez a Judea.
8 Los discípulos le dijeron:—Maestro, hace poco los
judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir
allá?
9 Jesús les dijo:—¿No es cierto que el día tiene
doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que hay en
este mundo; 10 pero
si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz.
11 Después añadió:—Nuestro amigo Lázaro se ha
dormido, pero voy a despertarlo.
12 Los discípulos le dijeron:—Señor, si se ha
dormido, es señal de que va a sanar.
13 Pero lo que Jesús les decía es que Lázaro había
muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño
natural. 14 Entonces
Jesús les dijo claramente:—Lázaro ha muerto. 15 Y me alegro de no haber estado allí, porque así es
mejor para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo.
16 Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a
los otros discípulos:—Vamos también nosotros, para morir con él. Jesús, la resurrección y la vida
17 Al llegar, Jesús se encontró con que ya hacía
cuatro días que Lázaro había sido sepultado. 18 Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres
kilómetros; 19 y
muchos de los judíos habían ido a visitar a Marta y a María, para consolarlas
por la muerte de su hermano. 20 Cuando
Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en
la casa. 21 Marta
le dijo a Jesús:—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría
muerto. 22 Pero
yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
23 Jesús le contestó:—Tu hermano volverá a vivir.
24 Marta le dijo:—Sí, ya sé que volverá a vivir
cuando los muertos resuciten, en el día último.
25 Jesús le dijo entonces:—Yo soy la resurrección y
la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; 26 y todo el que todavía
está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
27 Ella le dijo:—Sí, Señor, yo creo que tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Jesús llora junto al sepulcro de Lázaro
28 Después de decir esto, Marta fue a llamar a su
hermana María, y le dijo en secreto:—El Maestro está aquí y te llama.
29 Tan pronto como lo oyó, María se levantó y fue a
ver a Jesús. 30 Jesús
no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Marta se había
encontrado con él. 31 Al
ver que María se levantaba y salía rápidamente, los judíos que estaban con ella
en la casa, consolándola, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar.
32 Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso
de rodillas a sus pies, diciendo:—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no
habría muerto.
33 Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que
habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció, 34 y les preguntó:—¿Dónde
lo sepultaron?
Le
dijeron:—Ven a verlo, Señor.
35 Y Jesús lloró. 36 Los judíos dijeron entonces:—¡Miren cuánto lo
quería!
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