Me comprometo
Señor.
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿CREES QUE ORAS LO SUFICIENTE?
FILIPENSES 4:6-7 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de DIOS en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de
DIOS, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús.”
Por el ajetreo de la vida actual, la
oración a menudo queda fuera de nuestra agenda de actividades. Pero la comunión
con el Señor es vital para tener una relación buena con ÉL. Recuerda que llevar
a nuestros seres queridos ante el trono de DIOS, es mucho más importante que
muchas tareas que parecen urgentes.
Una vida de oración efectiva siempre
resulta en cambios en diferentes áreas, cuyos resultados son bendiciones para
nosotros y para aquellos que nos rodean. El pasaje de hoy nos dice que, cuando
venimos delante de DIOS en oración con un corazón agradecido, Su paz inundará
nuestras mentes y nuestros corazones, aunque muchas veces no podremos siquiera
entender cómo es posible que la sintamos, existiendo aún circunstancias
desfavorables a nuestro alrededor. Pero ésta es una promesa de DIOS que será
una realidad cada vez que cumplamos con las condiciones establecidas por ÉL.
A través de toda la Biblia vemos
ejemplos de hombres y mujeres que llegaron a tener una íntima relación con DIOS
por medio de la oración. El profeta Isaías declaró: “Con mi alma te he deseado en la noche, y en
tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte.”
(Isaías 26:9). Era tan grande su anhelo de estar junto a DIOS, que pasaba la
noche deseando que fuera de madrugada para buscarle.
David también se levantaba muy temprano
a buscar el rostro de DIOS en medio de difíciles pruebas. Mientras huía del rey
Saúl y su ejército que le buscaban para matarlo, escondido en el desierto de Judá,
David escribió el Salmo 63. Dice el versículo 1: “DIOS, DIOS mío eres tú; de madrugada te
buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida
donde no hay aguas.”
En el Nuevo Testamento vemos que el
apóstol Pablo pasaba mucho tiempo orando, y en cada una de sus cartas exhortaba
a la constante oración. En su primera carta a los Tesalonicenses dice: “Orad sin cesar.”
(1 Tesalonicenses 5:17).
En el pasaje de hoy, Pablo exhorta a
los filipenses a orar. A los efesios les dice: “Orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos." (Efesios 6:18). A los colosenses: “Perseverad en la
oración, velando en ella con acción de gracias." (Colosenses
4:2).
Y así el apóstol Pablo no
desaprovechaba oportunidad para compartir sus experiencias producto de una vida
de constante oración, que resultó en una íntima relación con DIOS y una
profunda entrega al servicio del Señor. Todos estos hombres de DIOS obtuvieron
la victoria a pesar de pruebas y dificultades porque vivieron una vida dedicada
a la oración.
Un célebre pianista, quien practicaba
en su instrumento varias horas por día, acostumbraba decir: "Si un día descuido mi práctica de
piano me doy cuenta enseguida; si lo descuido dos días seguidos, mis amigos lo
notan; y si lo descuido tres días, el público es quien se da cuenta."
Tal era la experiencia de ese artista. En efecto, solamente mediante un
ejercicio ininterrumpido le era posible conservar la ligereza y la habilidad en
sus dedos, manteniendo el nivel adquirido con paciencia y perseverancia.
Este concepto se aplica también a la
oración. El creyente que la descuida, aunque sea por corto tiempo,
experimentará una sensible pérdida que afectará su vida espiritual. Si la
descuida por un poco más de tiempo, sus amigos cristianos percibirán en su
lenguaje o su conducta notas disonantes, inconsecuencias, una falta de
delicadeza a las que no están acostumbrados. Finalmente, si descuida por mucho
tiempo la oración diaria, su comportamiento cambiará lo suficiente como para
que cada uno de los que están a su alrededor se de cuenta de ello.
Jesús fue también un ejemplo de una vida dedicada a la oración. En muchos
pasajes del Nuevo Testamento encontramos a Jesús orando, ya sea por la noche, o
por la madrugada, o a cualquier hora del día. Por ejemplo, Marcos 1:35 dice que
Jesús “levantándose
muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y
allí oraba.” Mateo 14:23 dice: “Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y
cuando llegó la noche, estaba allí solo." Y así transcurrió su
vida en la tierra, en constante comunicación con su Padre por medio de la
oración. Y hasta sus últimos momentos fue la oración instrumento poderoso en su
vida; en el jardín de Getsemaní oró tres veces en busca de fortaleza para la
terrible prueba que le esperaba. Dice Mateo 26:39: “Yendo un poco adelante, se postró sobre su
rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero
no sea como yo quiero, sino como tú.” Y dice la Biblia que DIOS
mandó un ángel para que le fortaleciera.
¿Crees tú que oras lo suficiente cada
día? ¿O crees que debes hacerte el propósito de orar más? Si es así, haz un
compromiso con DIOS ahora mismo de buscar un tiempo todos los días para orar y
leer la Biblia. A la hora más conveniente para ti, ya sea por la mañana
temprano, o por la noche antes de dormir, o al mediodía, o por la tarde.
Es necesario hacer un esfuerzo, pues la
carne se resiste a buscar a DIOS, pero el espíritu está siempre
dispuesto.
ORACIÓN: Padre Amado,
reconozco que he sido muy negligente en mi vida de oración. Pon en mi corazón
una sed de Ti que se traduzca en ansias de buscar Tu rostro en oración día tras
día, cualesquiera sean las circunstancias. Anhelo vivir en constante comunión Contigo
disfrutando de Tu presencia en mi vida. Te lo pido en el nombre de Jesús,
amén.
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