viernes, 26 de junio de 2015

EL FRASCO DE PEPINILLOS - Seamos buenos administradores

Seamos buenos administradores
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Bendiciones,
Enio
Meditación  diaria
El Frasco de Pepinillos
Fuente: www.AsAManThinketh.net
FILIPENSES 4: 12-13  “Se lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a tener hambre, a tener de sobra que a no tener nada. 13 A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece.”
Pasaron los años. Terminé la universidad y tomé un empleo en otra ciudad. Una vez, mientras visitaba a mis padres, usé el teléfono de su recámara. Tristemente, observé que el frasco de pepinillos no estaba. Había servido su propósito y ahora había sido removido.
Sentí un nudo en mi garganta al contemplar el lugar junto a la cómoda en el que frasco siempre había estado. Mi papá es hombre de pocas palabras; nunca me sermoneaba sobre los valores de la determinación, perseverancia y fe. El frasco de pepinillos me había enseñado todas esas virtudes mucho más efectivamente que las palabras más elocuentes pudieran haberlo hecho. Con cuánto cariño recuerdo a aquel viejo frasco y su lugar en mi vida.
Cuando me casé, le conté a mi esposa Susan el importante rol que aquel viejo frasco de pepinillos había jugado en mi vida como muchacho. En mi mente, definía más que cualquier otra cosa, cuánto me había amado mi papá.
La primera Navidad después que naciera nuestra hija Jessica pasamos el feriado con mis padres. Después de cenar, Mamá y Papá se sentaron el uno junto al otro en el sofá, abrazando por turno a su primera nieta. Jessica comenzó a gimotear suavemente y Susan la tomó de los brazos de Papá. "Probablemente necesita ser cambiada", dijo mientras llevaba a la bebé a la recámara de mis padres para cambiarle los pañales. Cuando Susan regresó a la sala, había una bruma visible en sus ojos.
Le pasó a Jessica de vuelta a Papá antes de tomar mi mano y guiarme hacia la recámara trasera. "¡Mira!" dijo suavemente, sus ojos dirigiéndome junto a la cómoda.
Para mi sorpresa, allí, como si nunca hubiese sido removido, se hallaba el viejo frasco de pepinillos, el fondo ya cubierto de monedas. Me encaminé hacia el frasco, metí la mano en mi bolsillo y saqué un puñado de monedas. Con una mezcla de emociones atorándome la garganta, dejé caer las monedas en el frasco. Levanté la mirada para ver a papá quien, cargando a Jessica, se había introducido silenciosamente en la habitación. Nuestros ojos se toparon y me di cuenta de que ambos sentíamos las mismas emociones. Ninguno de los dos podía hablar.
No teníamos necesidad de ello. El frasco de pepinillos estaba de vuelta en su viejo lugar con renovado propósito. Podía ver el gozo en la mirada de Papá mientras sostenía dulcemente en sus brazos a su nieta. El viejo frasco de pepinillos era nuevo de nuevo.
Autor Desconocido
Aunque el "secreto" del frasco al que se hace referencia no resulte evidente a primera vista, una re-lectura de la historia deberá dejarlo en evidencia: ¡el hábito del ahorro y la provisión para el futuro!
Vaya que si éste sería un magnífico legado a las nuevas generaciones... obsesionadas como están en la gratificación instantánea y el sacarle el máximo goce a cada momento.
La verdad es que la vida es una carrera de maratón, con momentos sublimes y momentos terribles. El apóstol nos comparte en el pasaje Bíblico que había aprendido a contentarse tanto en la abundancia (que todos anhelamos) como en la escasez (que todos detestamos). Wow... eso sí que es una verdadera relación con un DIOS que nos acompaña en toda circunstancia.
Enseñemos a nuestros hijos tanto físicos como espirituales a planear para el futuro, a invertir en él, a saber esperar, a ser buenos administradores (1ª PEDRO 4:19 “Como buenos administradores de los diferentes dones de DIOS, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido”)... tal vez todos necesitamos un "frasco de pepinillos" en nuestra habitación para recordárnoslo.
Adelante y que el Señor les bendiga. AMÉN
ORACIÓN: Padre Celestial. Gracias Señor por las bendiciones que derramas sobre mi diariamente. Me das vida, salud, amor de mi familia, trabajo, estudios, los medios económicos para mantener mi hogar y mis gastos personales… Enséñame a ser cauto en mis gastos, y benigno con los necesitados, que sepa ahorrar metódicamente y que sea un buen administrador de las bendiciones que Tú me das. Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.


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