Perdonar es un ejercicio diario en la vida del
creyente.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿ESTÁS DISPUESTO
A PERDONAR?
MATEO 18:35 “Así también mi Padre celestial los
tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano”.
¿Has
sido ofendido alguna vez? ¿Has sido víctima de una injusticia en alguna
ocasión? Si respondes “NO”, seguramente
has vivido toda tu vida en otro planeta.
Si tu respuesta es “SI”, eres parte de la raza humana.
Jesucristo
nos enseñó que los tropiezos y las ofensas vendrían como parte de nuestra
realidad de vida. ¿Qué debemos hacer
cuando nos ofenden? Tenemos varias
opciones y las ilustraré de la siguiente manera:
Piensa que te han lanzado una flecha en tu
costado… ¿Qué puedes hacer?
1. Ignorar la flecha. Tendrías que comprar ropa nueva y muy grande,
para cubrir la flecha. Tu apariencia
sería distorsionada y la flecha en el costado produciría una infección
peligrosa;
2. Cortar la
flecha. Podrías cubrir la herida y nadie
se daría cuenta del daño causado, pero con la flecha adentro, todavía corres el
mismo peligro de contraer una infección seria;
3. Arrancar la
flecha. Sufrirías un dolor intenso, ya
que estarías cortando tejidos al arrancar la flecha de tu costado, pero es la
única manera de poder ponerle el medicamento adecuado para que sane la
herida.
¿Cuál es la
opción que tomarías ante la ofensa? De
tu respuesta depende el nivel de libertad y victoria en tu vida diaria.
En el relato de la Biblia sobre los dos
deudores, uno debía aproximadamente diez millones de dólares y no pudiendo
pagar, su amo tuvo misericordia y le perdonó toda la deuda, dejándolo en
libertad. Al salir de allí ya perdonado, vio un amigo que le debía unos veinte
dólares. El amigo no pudo pagarle en ese
momento, y sin acordarse de haber recibido misericordia de parte de su amo, lo
metió a la cárcel. Al darse cuenta el
amo, lo llamó a cuentas, lo confrontó por su falta de misericordia y luego lo
metió a la cárcel, y lo entregó a los verdugos.
Cuando
no perdonamos, es como meter a la cárcel del corazón a esa persona. Pero al mismo tiempo, nosotros también
sufriremos por no perdonar.
La
solución de Cristo es: “Perdonar siempre a los que nos
ofenden”. Son tantas las veces
que ofendemos a DIOS y le fallamos y sin embargo ÉL decide absolvernos por
amor. ÉL borra nuestras culpas y las echa a lo más profundo del mar.
Al
orar y pedirle: “Padre perdona nuestras ofensas así
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, el corazón recibe una
paz y una liberación enorme, y cuando experimentamos aquello dentro de nuestro
interior, no hay nadie que no los pueda quitar ni robar. Ni siquiera el enemigo cruel puede vencer a
un corazón que decide perdonar.
Hoy
te invito a que experimentes el perdón, a que hagas la paz con alguien que
sabes que te lastimó, para que puedas recibir todas esas bendiciones que están
detenidas porque no has podido ejecutar el perdón.
Sólo
y con tus fuerzas no podrás, pero tienes a un DIOS que te puede ayudar a
remover los escombros y que puede sanar cada herida para que puedas ser una
persona más feliz y plena.
Perdonar es un ejercicio diario en la vida del creyente. MMC
OREMOS: Ayúdame Señor a perdonar a los que me
ofenden.
Gracias Señor, amén.
Lectura
Bíblica: Mateo 18:21-22
Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: --Señor,
¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta
siete?
Jesús le contestó: --No te digo hasta siete
veces, sino hasta setenta veces siete
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