Debemos utilizar nuestras palabras para consolar, alentar y edificar a
otras personas.
Comparte esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA NATURALEZA DEL CHISME
Ministerios
En Contacto
ROMANOS 1:28-31 “Como ellos no quisieron tener en
cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no
deben. 29 Están atestados de toda injusticia,
fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios,
contiendas, engaños y perversidades.30 Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios,
injuriosos, soberbios, vanidosos, inventores de males, desobedientes a los
padres,31 necios, desleales, sin afecto
natural, implacables, sin misericordia.”
DIOS
detesta el chisme, y por tanto, no considera agradables la conversación frívola
ni las palabras mal intencionadas: “Pero ahora dejad
también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas de vuestra boca.” (Colosenses
3:8). Lamenta-blemente, el chisme es tan común, que
incluso algunos creyentes lo practican y justifican. Pero los rumores no tienen
cabida en la vida de un cristiano.
Romanos
1 contiene una de las listas de pecados más largas
que hay en la Biblia. Pablo, su autor, recuerda a los creyentes que DIOS se ha
revelado a toda la humanidad, y les dice que quienes le rechazan para ir tras
los ídolos, ÉL los entrega a la inmundicia y a la concupiscencia: “Por lo cual, también los entregó Dios a la inmundicia,
en los apetitos de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios
cuerpos,” (Romanos 1:24).
La
mentira aparece en medio de la lista, y DIOS la detesta porque élla destruye
vidas. La persona víctima del rumor, sea cierto o falso, muchas veces pierde el
respeto de quienes la rodean. Entre sus efectos no están sólo los sentimientos
heridos; también se pueden perder un empleo o una relación.
Quienes
propagan chismes, también enfrentan consecuencias destructivas. Su negativa a
controlar su lengua revela motivos perversos o, por lo menos, falta de
disciplina. Las personas temerosas de DIOS, también muchos que no son
creyentes, evitan a esas personas con frecuencia, porque tienen una reputación
empañada.
Pero
lo más dañino para un creyente que esparce rumores es que su acción puede
arruinar su comunión con el Señor, porque en un mismo corazón no coexistir la
animosidad hacia otra persona y la intimidad con DIOS.
El chisme no le hace bien a nadie, y
por eso, DIOS nos amonesta contra el mismo. Debemos utilizar nuestras palabras
para consolar, alentar y edificar a otras personas.
OREMOS: Señor, ayúdame a evitar hablar mal de una
persona.
Que todo lo que diga y haga, sea de Tu agrado.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario