viernes, 10 de mayo de 2019

DE VISITA EN CASA DE WILLY

Los pequeños actos pueden hacer una gran diferencia en la vida de fe de otra persona.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
DE VISITA EN CASA DE WILLY
El Aposento Alto

APOCALÍPSIS 3:8 “… mira, delante de ti he puesto una puerta abierta que nadie puede cerrar, y aunque tienes poca fuerza, has hecho caso de mi palabra y no me has negado.” (DHH)

Aún puedo oír el sonido de la grava al conducir por la entrada de la casa de mi amigo Willy, y verlo saludarme desde el porche, un brazo extendido y el otro apoyado en el bastón. “¿Por qué demoraste tanto?”, pregunta.
“Debí preguntarle al ciervo cómo llegar.” Esta respuesta siempre lo hacía reír. Nos sentamos y nuestra conversación giró sobre la naturaleza, sus hijos y el enojo y falta de motivación, consecuencias del ACV que sufrió. Él solo necesitaba que lo escuche. Llevaba en lo más profundo de su ser las marcas de una vida plagada de abuso de drogas, alcoholismo, malas decisiones y dolor.
Visité a Willy durante un año y observé cómo se iba debilitando. No podía hablarle de DIOS. “Eso no es para mí, así estoy bien.”, decía. Una tarde lluviosa, cuando iba llegando a su casa, salió a mi encuentro. Caminaba con dificultad sorteando el pasto –muy alto- para darme la bienvenida. “¡LO HICE!”, exclamó.  
“¿Qué has hecho?”, pregunté. “Ya sabes, fui a la iglesia y lo solucioné.” Sonreí y moví la cabeza, satisfecho. Reímos y regresamos juntos al porche. En los últimos meses de la vida, el ESPÍRITU SANTO lo había llamado a cruzar las puertas de la iglesia y entregarse a DIOS.
OREMOS: PADRE CELESTIAL, gracias por las oportunidades de compartir Tu amor y Tu gracia. En el amor de CRISTO, amén.
Matt Simmons (Kentucky, EE.UU.)
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