UNA ESPERANZA VIVA
**Leer 1 Pedro 1:3-5
ISAÍAS 40:31 “pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.
¿Dormiste bien esta noche? ¿Cómo te sientes? Tal vez no te consigas explicar exactamente el sueño, o a comprender toda la importancia de la necesidad de dormir.
Se sabe, entretanto, que después de cien o ciento veinte horas sin dormir, las personas quedarían como alucinadas. Después de seis o siete días sin dormir, se sentirían como si estuvieran enloquecidas.
Seguramente, la mayoría de nosotros nunca tuvo esa experiencia, mas si podemos entender lo que significa estar tan cansado a punto de faltarnos las fuerzas y desmayar por las pruebas que se nos presentan. Tal vez tú mismo, o alguien que conoces, esté experimentando éso ahora, y se le ha desvanecido toda esperanza.
Cuando JESÚS estaba preparándose para morir por nuestros pecados, ÉL estaba terriblemente agotado y muy extenuado. Sobre ÉL estaban pesando mis pecados, los tuyos y los de toda la humanidad. Sintió en un momento que no conseguiría seguir adelante en SU misión con toda esa carga que llevaba; entonces dobló SUS rodillas en oración, esperó y confió en Su PADRE. Sus fuerzas fueron renovadas, y ÉL fue capacitado para pasar por la crucifixión.
Nuestro Señor JESÚS experimentó lo que es sentirse sin coraje y sobrecargado; mas ÉL venció a la muerte, resucitó y prometió fortalecernos con Su poder. Por Su sacrificio, los creyentes hemos nacido a una esperanza viva, y por éllo anclamos nuestra esperanza en la sólida roca que es JESUCRISTO.
La esperanza es una actitud saludable, pues esperar con ilusión lo bueno trae alivio a la mente y al corazón. Por el contrario, encontrarse en un estado de desánimo es una condición terrible. Es abrumador y deprimente pensar que lo que uno está enfrentando no tiene solución. Para la persona que ha perdido toda esperanza, la vida parece un largo y oscuro túnel que no lleva a ninguna parte.
Tú, como creyente, tienes una esperanza que es un ancla para tu alma. Tu relación con JESUCRISTO te acerca al trono celestial, donde puedes echar todas tus cargas ante un DIOS Todopoderoso. Además, puedes aferrarte a ÉL en las pruebas que enfrentas.
Por Su gran amor, el SEÑOR te da fuerza a tu cuerpo cansado, paz a tu espíritu ansioso, y consuelo a tu corazón afligido. Es decir, ilumina ese oscuro túnel y te guía tiernamente en medio de las situaciones difíciles.
OREMOS: Amante PADRE Celestial, cuando me sienta débil y sin fuerzas, ayúdame a recordar que Tú eres mi esperanza viva, el ancla de mi alma, y puedo esperar en Tí. Afirma en mi corazón que Tú eres mi Único refugio. En el nombre de JESUCRISTO, amén.
**Leer 1 Pedro 1:3-5
3 Alabado sea DIOS, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva 4 y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, 5 a quienes el poder de DIOS protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos.
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