Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
VAYAN Y BUSQUEN INVITADOS
MATEO 22:8b-10 "El banquete de bodas está preparado, pero los que invité no merecían venir. Vayan al cruce de los caminos e inviten al banquete a todos los que encuentren. Así que los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que pudieron encontrar, buenos y malos, y se llenó de invitados el salón de bodas.”
En mi búsqueda de noticias para la Meditación Diaria, he podido apreciar lo vigente que se mantienen las palabras de las Escrituras (La Biblia), por ejemplo las que inspiran la devoción de hoy.
En la Agencia de Noticias Reuters se encuentra un artículo que habla acerca de cómo, aún en tiempos difíciles, en Japón se continúa con la costumbre de hacer grandes festejos para las bodas, invitando a tantos familiares, amigos y compañeros de trabajo como sea posible. Una vez en la boda, dichos invitados no sólo están presentes, sino que participan activamente. Los jefes dan discursos, los amigos hacen representaciones y obras de teatro, los familiares participan en juegos, etc. Es todo un acontecimiento.
Pero, ¿qué ocurre si al tío Pedro, padrino y encargado de dar el discurso se le da por beber demasiado ese día, o si los familiares no pueden asistir, o si el jefe no tiene modales? ¡No hay problema!, dice una Compañía de Agentes en Tokio. Por $200 éllos alquilan un invitado. Por $50 más, ese invitado puede cantar o bailar. Y, si es necesario, por $100 más puede dar un discurso que hará emocionar a todos.
¿No te parece que lo que ocurre en Japón tiene cierta similitud con la historia de JESÚS sobre la fiesta de bodas? Por ejemplo, en ambas situaciones quienes habían sido invitados a la boda, no asistieron, tuvieron sus excusas para rechazar la invitación, por lo que el anfitrión decidió hacer uso de su ingenio.
A fin de que el salón de recepción japonés esté lleno, éllos rentan a sus invitados; en la historia de JESÚS, los sirvientes salen y reclutan invitados. En ambas situaciones lo que se quiere es que los invitados no falten al banquete de bodas y que la casa este llena del mayor número de personas.
Pero también hay una gran diferencia: Perder una boda japonesa no es el fin del mundo, pero no entrar en el banquete celestial será una omisión de la cual el invitado se arrepentirá para siempre.
Para que tú puedas estar en la fiesta de bodas celestial, JESÚS pagó un gran precio. No fueron ni doscientos ni trescientos dólares. No. El precio que pagó fue Su vida. Su sacrificio fue muy grande, y Su invitación la más misericordiosa, y es única, por la que debemos estar eternamente agradecidos.
Tú eres parte también de esa invitación y en tí está el tomarla o rechazarla. ¡No te quedes fuera de tan grande acontecimiento! En Apocalipsis 3:20 dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”.
DIOS está tocando a la puerta de tu vida; de tí depende si le dejas entrar. Si así lo decides, puedes hacer la siguiente oración.
OREMOS: "Amado DIOS, gracias por invitarme al banquete de bodas de Tu HIJO, quiero ser parte de los que la aceptaron. Toma mi vida SEÑOR, te la entrego para que hagas de élla lo que más me convenga de acuerdo a Tu voluntad. Gracias DIOS por perdonar mis pecados y permitirme estar en la celebración, como miembro de Tu Iglesia que ahora soy. Vísteme con ropas finas y resplandecientes como es digno de estar allí. Ayúdame a hacer todo lo posible para que Tu invitación llegue también a muchos más. En el amor de JESÚS, amén.
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