lunes, 15 de mayo de 2023

SABER PERDONAR

 

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Bendiciones,

Enio

Meditación Diaria

SABER PERDONAR

  

MARCOS 11:2 “Pero si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en el cielo les perdonará a ustedes sus pecados."

 

Durante la guerra de Kosovo en 1999, tres soldados norteamericanos fueron capturados y mantenidos como rehenes durante más de un mes. Una delegación estadounidense compuesta por líderes cristianos, musulmanes y judíos logró, después de intensas negociaciones, que liberaran a los prisioneros. El reverendo Roy Lloyd, que formaba parte de esta delegación informó posteriormente: -“Los tres jóvenes soldados eran creyentes. Uno de ellos, Christopher Stone, no quiso irse sin que antes le permitieran volver donde el soldado que lo vigilaba y orar por él.-”

Este era un joven que conocía los principios de la Palabra de DIOS. Pudo haber sentido resentimiento por sus circunstancias y haber odiado a sus captores. Pudo haberse amargado y querido vengarse. Pudo haber anidado en su corazón una rabia ardiente por esa adversidad. Pero él guardaba en su corazón las palabras de JESÚS en el Sermón del Monte: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” (Mateo 5:44). Y las llevó a la práctica en el momento en que recibió su libertad.

En la lectura bíblica de hoy vemos una actitud similar de parte del apóstol Pablo y su discípulo Silas. Ambos habían sido azotados injustamente, después los echaron en la cárcel, y el carcelero “los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.” (Hechos 16:23-24). Sin embargo, cuando este hombre sacó la espada para matarse creyendo que los prisioneros se habían escapado, Pablo le gritó que no se hiciera daño, “pues todos estamos aquí”. Este precioso testimonio de amor y de perdón fue usado por el ESPÍRITU SANTO para ministrar al carcelero, y aquella misma noche él y su familia fueron salvos y todos fueron bautizados.

En un mundo donde la venganza y el resentimiento son comunes, los creyentes estamos llamados a ser diferentes. Debemos amar en lugar de odiar. Debemos orar por nuestros perseguidores, perdonarlos y ministrarles. Claro que no es suficiente con saber lo que tenemos que hacer. Llevarlo a la práctica requiere un poder sobrenatural que va más allá de nuestra naturaleza carnal.

Ese poder está a nuestra disposición desde el momento en que aceptamos a JESUCRISTO como Salvador. Es el Espíritu Santo de DIOS que nos mueve al perdón. El mismo Espíritu que hizo que el joven soldado Stone actuara de la forma en que lo hizo. El mismo Espíritu que estaba en Pablo y Silas. El mismo Espíritu que estaba en JESÚS, cuando, clavado en la cruz del Calvario, pudo clamar: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34).

Pidamos al SEÑOR que Su Santo Espíritu se manifieste en nuestras vidas de la misma manera que se manifestó en todos estos hombres. Oremos sin cesar, meditemos diariamente en la Palabra de DIOS y apliquémosla en nuestro diario vivir.

OREMOS: PADRE Santo, te ruego me llenes de tu Santo Espíritu y me capacites para perdonar a aquellas personas que de una manera u otra me han herido, para que Tu nombre sea glorificado en mi vida. En el nombre de JESÚS, amén.

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