¿Deseas alcanzar la excelencia?
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
por Richard M. Publiese
GLORIA
2 CORINTIOS 3:18
Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.
Las cosas en la vida no sólo se pueden hacer bien o mal, sino también con mediocridad o, con excelencia. Muchos saben diferenciar lo bueno de lo malo, pero no perciben la diferencia entre lo mediocre y lo excelente, entre lo bueno y lo mejor. No sólo se necesitan medios económicos para hacer las cosas bien sino que es necesario, principalmente, tener gracia para hacer las cosas mejor. Aún en los círculos cristianos vemos una y otra vez la diferencia entre lo mediocre y lo excelente.
Cuando miramos en la Biblia siempre Dios apunta a la excelencia. Pareciera que nosotros no hemos aprendido eso de nuestro Dios, pues muchas veces nuestras vidas y lo que hacemos estan llenos de mediocridad. Muchas veces decimos con resignación, cuando hacemos cosas mediocres, “Dios ve la intención”, pero esa frase por cierto sólo disfraza nuestra incapacidad y falta de gracia para ser personas de excelencia.
En la vida cristiana la excelencia viene cuando tomamos contacto con Aquél que es excelente. Es por eso que podemos alcanzar plenitud y ser transformados, de gloria en gloria, por el Espíritu Santo de Dios. La mediocridad no es la norma de Dios. Para ponernos a Su altura, debemos nosotros transitar en el camino de la excelencia para avanzar de gloria en gloria.
¿No estás cansado de ser un cristiano mediocre, cuando has sido diseñado por Dios para alcanzar la excelencia y avanzar de gloria en gloria?
CONFESION DE FE:
RENUNCIO A LA MEDIOCRIDAD Y CAMINO DE GLORIA EN GLORIA, PARA SER UNA PERSONA CON EXCELENCIA CELESTIAL
ORACION:
Quita de mí, Oh Dios, todo acostumbramiento a la mediocridad. Llena mi vida de tu gloria en este momento para que todo mi ser sea renovado y transformado, a fin de vivir en excelencia. ¡Gracias Señor por enseñarme una manera sublime de vivir! En el Nombre de Tu Hijo amado, amén.
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