Regocijémonos y
alegrémonos…
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
EL
REGALO DE LA VIDA
SALMOS 118:24 “Éste es el día que el
SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en El.”
Esta
historia la cuenta un amigo de la familia que había sido invitado a celebrar
recientemente el cumpleaños número 100 de uno de sus miembros. Durante
la fiesta de celebración, un amigo se le acercó al centenario, y le dijo:
"Fred, te felicito por esta importante fecha, lo único que lamento es que
no estarás con nosotros para celebrar tu segundo centenario." A lo que
Fred contestó entre risas: "No
estaría tan seguro de que no estaré para celebrar mi cumpleaños número 200. La
verdad es que me siento mucho más fuerte al comenzar este segundo siglo que
cuando empecé los primeros 100 años."
Aun cuando nadie sabe qué es
lo que le espera en el futuro, lo más probable es que tendremos alegrías y
tristezas, días de pesadumbre y días de gozo. Pero de lo que sí podemos estar
absolutamente seguros, es que el Señor está en control, y que el Salvador,
quien ha ganado la última y final victoria por nosotros, ha prometido estar con
nosotros siempre. Esta es una verdad que todos debemos creer firmemente.
Después de todo, no podemos cambiar el pasado, ni sabemos lo que el mañana
traerá, o siquiera si el mañana llegará.
Todo
lo que podemos decir es: "el Señor me ha dado este día; ÉL me ha dado la
fuerza para disfrutarlo o sobrevivirlo, o para ir a Su lado en el paraíso
eterno." Cualquiera que sea la forma en que termine, por mi parte yo
pondré este día en las manos del Salvador, Quien entregó Su vida para que pueda
tener una vida abundante en este mundo, y una vida perfecta en la eternidad.
Si más personas adoptaran
esta forma de pensar, la mayoría de nuestras preocupaciones serían erradicadas del futuro
y las penas del pasado
serían olvidadas.
Vivamos
cada día de nuestras vidas diciendo: "Éste es el día que el SEÑOR ha hecho
¡estemos hoy contentos y felices!”.
ORACIÓN:
Amado Señor, cada día
que podemos despertar y vivir en Tu amor es un regalo. Ayúdame a apreciar Tu
presencia y Tu gracia todos los días de mi vida. En
nombre de Tu amado hijo Jesús. Amén.
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