Formamos parte del ejército vencedor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
NUESTROS CONFLICTOS BÉLICOS
SALMOS 18:32-34 “Es ÉL quien me arma de valor y endereza mi camino; da a mis pies la
ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos
para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce.”
Son muchas las expresiones que se encuentran en la
palabra de DIOS que comparan nuestro diario vivir con un conflicto bélico. Ciertamente a diario nos vemos envueltos en
situaciones adversas que son el resultado de los ataques de alguno de nuestros
enemigos, incluyendo nuestra propia carne o naturaleza pecaminosa.
Nuestra
familia se encuentran bajo un intenso fuego de artillería cuyo único propósito
es dividirnos y hacernos pelear los unos contra los otros. Estamos en medio del
campo de una batalla que afortunadamente le pertenece al Señor y por definición
ya está ganada. Pero los enemigos no piensan reconocer que han sido vencidos y
seguirán atacando a todos los que estén del lado del Señor mientras que DIOS se
los permita.
Muchos
pudieran preguntarse por qué el Señor no le pone punto final a este largo
conflicto que ha afectado a la humanidad desde la época de nuestros primeros
padres. La duración y participación de la tropa en el conflicto forman parte
del perfecto plan de DIOS y las hostilidades sólo culminarán cuando DIOS
considere que el plan se ha logrado llevar a cabo y se han alcanzado los
objetivos. Mientras tanto, como tropa que somos en este combate, el Señor nos prepara y
nos capacita para que podamos entrar en batalla y salir airosos del encuentro.
Entre muchas otras cosas con las que DIOS nos capacita
para entrar en batalla tenemos: valor, ligereza, firmeza, adiestramiento y
fuerza tal como nos dice el rey David en esta porción del Salmo 18. Todas estas características nos permiten
enfrentar al conflicto con una tranquilizadora sensación de confianza, no en
nuestras propias fuerzas sino en la fuerza que nos da el Señor. Si sabemos que
contamos con estas capacidades y las aplicamos en el campo de batalla, nuestro
avance espiritual será más sólido y permanente como el de fogueados guerreros.
Gracias a DIOS porque la batalla le pertenece a ÉL y
formamos parte del ejército vencedor. Gracias a DIOS porque ÉL nos capacita
para que podamos salir airoso de los numerosos conflictos en los que nos
veremos envueltos a diario hasta que el Señor mande tocar las trompetas de
plata labrada que indicarán que se ha alcanzado la victoria final.
ORACIÓN: Padre
Santo, gracias por tu Palabra que me instruye a cómo prepararme para los
conflictos y ayúdame a darte paso a Ti para que Tú tomes la dirección y te
hagas cargo de mis batallas. Entiendo que es la única manera de obtener la victoria.
En medio de mis tensiones dame la tranquilidad de tu Espíritu Santo y la
seguridad de que Tú estás peleando por mí. Te doy gracias en el nombre de
Jesús. Amén.
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