DIOS siempre contesta…
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Bendiciones,
Enio
MEDITACIÓN DIARIA
ORAR Y
ACTUAR
SALMOS 102:1 “Escucha, Señor, mi
oración; llegue a ti mi clamor.”
¿Por qué nos
cuesta tanto y tan a menudo elevar una oración tan pronto vemos señales de que
algo anda mal? Pensamos que nuestros
asuntos no son tan importantes como para “importunar” a DIOS con éllos o que
tenemos la capacidad para resolver las cosas por nuestros propios medios y por
lo tanto tampoco se debe “molestar” a DIOS por nimiedades que nosotros mismos
podemos solucionar. Cualquiera de las dos excusas que utilicemos, le estamos
haciendo caso a los engaños del enemigo y no a la sabia dirección de DIOS.
En primer lugar,
DIOS está profundamente interesado en cada detalle de nuestras vidas por
trivial que éste nos pueda parecer. Debemos recordar que fuimos comprados por
precio y lo que se pagó por nuestro rescate es invaluable, la inocente sangre
de nuestro Señor Jesús. Así que DIOS se preocupa por cada uno de sus hijos con
la misma atención o más que la que se le presta a un hijo único.
Por otro lado,
debemos reconocer que las veces que hemos intentado resolver las cosas por
nuestros propios medios terminamos “estropeándolas” y dejando las cosas peor
que como estaban. Ésto no significa que debemos utilizar la estrategia del
flojo y del cómodo, quienes nunca hacen nada para asegurarse de que nada se
haga mal. Quienes nunca hacen nada tampoco hacen nada bien.
Tampoco podemos
pensar que DIOS está ahí como un genio encerrado en una lámpara dispuesto a
concedernos tres deseos cada vez que se nos antoje frotar una lámpara como la
que halló el archiconocido Aladino de Las Mil y Una Noches. El miedo también
nos bloquea la razón y nos hace olvidar que debemos orar y actuar.
La clave es que
la oración no sólo es útil para pedir ayuda a DIOS en momentos de necesidad
sino también lo es para comunicarnos con ÉL bajo cualquier circunstancia en que
nos hallemos. La acción personal coordinada con la comunicación con DIOS por fe
es la yunta que logra lo imposible.
Cuando estamos en
Su presencia ¿qué mejor oportunidad tenemos para contarle a nuestro amado DIOS
todas aquellas cosas que se han convertido en un gran peso sobre nuestras vidas
y nos impiden disfrutar plenamente del gozo que nos corresponde como hijos
suyos? Hablemos pues con ÉL, con la
plena confianza de que ÉL nos está escuchando y que ÉL nos dará una solución
perfecta. No cometamos el error de pensar que la única solución posible y
correcta es aquella que se nos ocurrió a nosotros.
DIOS es Aquel que
puede darnos un millón o más de respuestas que son infinitamente mejores que
aquella que se nos ocurrió a nosotros con nuestro relativamente torpe y
limitado razonamiento.
Seamos
específicos con nuestras peticiones pero dejemos que sea ÉL quien provea las
soluciones de acuerdo a Su perfecto criterio. Al final toda la gloria será para
ÉL ¿O no?
ORACIÓN:
Gracias Padre Celestial porque Tú siempre estás ahí y estás pronto para
escuchar nuestras oraciones y a hacerlas realidad de acuerdo a Tu voluntad. Ayuda
y bendice a mi familia y seres queridos. Te lo pido en el nombre de Cristo,
amén.
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