miércoles, 4 de junio de 2014

ORAR Y ACTUAR... DIOS SIEMPRE CONTESTA

DIOS siempre contesta…
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Bendiciones,
Enio
MEDITACIÓN DIARIA 
ORAR Y ACTUAR
SALMOS 102:1 “Escucha, Señor, mi oración; llegue a ti mi clamor.”
¿Por qué nos cuesta tanto y tan a menudo elevar una oración tan pronto vemos señales de que algo anda mal?  Pensamos que nuestros asuntos no son tan importantes como para “importunar” a DIOS con éllos o que tenemos la capacidad para resolver las cosas por nuestros propios medios y por lo tanto tampoco se debe “molestar” a DIOS por nimiedades que nosotros mismos podemos solucionar. Cualquiera de las dos excusas que utilicemos, le estamos haciendo caso a los engaños del enemigo y no a la sabia dirección de DIOS.
En primer lugar, DIOS está profundamente interesado en cada detalle de nuestras vidas por trivial que éste nos pueda parecer. Debemos recordar que fuimos comprados por precio y lo que se pagó por nuestro rescate es invaluable, la inocente sangre de nuestro Señor Jesús. Así que DIOS se preocupa por cada uno de sus hijos con la misma atención o más que la que se le presta a un hijo único.
Por otro lado, debemos reconocer que las veces que hemos intentado resolver las cosas por nuestros propios medios terminamos “estropeándolas” y dejando las cosas peor que como estaban. Ésto no significa que debemos utilizar la estrategia del flojo y del cómodo, quienes nunca hacen nada para asegurarse de que nada se haga mal. Quienes nunca hacen nada tampoco hacen nada bien.
Tampoco podemos pensar que DIOS está ahí como un genio encerrado en una lámpara dispuesto a concedernos tres deseos cada vez que se nos antoje frotar una lámpara como la que halló el archiconocido Aladino de Las Mil y Una Noches. El miedo también nos bloquea la razón y nos hace olvidar que debemos orar y actuar.
La clave es que la oración no sólo es útil para pedir ayuda a DIOS en momentos de necesidad sino también lo es para comunicarnos con ÉL bajo cualquier circunstancia en que nos hallemos. La acción personal coordinada con la comunicación con DIOS por fe es la yunta que logra lo imposible.
Cuando estamos en Su presencia ¿qué mejor oportunidad tenemos para contarle a nuestro amado DIOS todas aquellas cosas que se han convertido en un gran peso sobre nuestras vidas y nos impiden disfrutar plenamente del gozo que nos corresponde como hijos suyos?  Hablemos pues con ÉL, con la plena confianza de que ÉL nos está escuchando y que ÉL nos dará una solución perfecta. No cometamos el error de pensar que la única solución posible y correcta es aquella que se nos ocurrió a nosotros.
DIOS es Aquel que puede darnos un millón o más de respuestas que son infinitamente mejores que aquella que se nos ocurrió a nosotros con nuestro relativamente torpe y limitado razonamiento.
Seamos específicos con nuestras peticiones pero dejemos que sea ÉL quien provea las soluciones de acuerdo a Su perfecto criterio. Al final toda la gloria será para ÉL ¿O no?

ORACIÓN: Gracias Padre Celestial porque Tú siempre estás ahí y estás pronto para escuchar nuestras oraciones y a hacerlas realidad de acuerdo a Tu voluntad. Ayuda y bendice a mi familia y seres queridos. Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.

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