Confianza y fe
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿QUIÉN
TIENE EL CONTROL?
SALMOS 77:1-3 “A DIOS elevo mi voz
suplicante; a DIOS elevo mi voz para que me escuche. Cuando estoy
angustiado, recurro al Señor; sin cesar elevo mis manos por las noches, pero me
niego a recibir consuelo. Me acuerdo de DIOS, y me lamento; medito en él,
y desfallezco”.
El primer auto de
Carlos, de transmisión manual, tenía cinco cambios. Durante mucho tiempo había
estado buscando un auto así. Desde la primera vez que lo había manejado se
había quedado cautivado con la sensación de poder que le daba. Cuando se
sentaba al volante, tenía el control.
Así fue hasta
que, al tratar de enseñarle a su hermano a manejarlo, de pronto se encontró sentado
en el asiento del pasajero sin el control al que estaba acostumbrado. Cada vez
que el auto se apagaba o se iba para atrás en una subida, se preocupaba más porque
él no tenía el control, que por enseñarle a su hermano cómo se debía manejar.
Es que cuando
estamos fuera de control, o sea, cuando el control está en manos de otro, de
pronto nos damos cuenta de cuánto nos gusta estar en el control. Nuestro
egoísmo nos demanda control, e incluso a veces tratamos de controlar al mismo
DIOS.
Pero, ¿quién debe
tener el control de nuestras vidas? Muchas veces nos ocurre que cuando estamos
enfrentando dificultades, nos da la impresión de que DIOS no nos está
escuchando y si lo está haciendo, pues se está tardando mucho en responder.
Creemos haber
estado haciendo lo correcto y no entendemos por qué no recibimos respuesta por
lo menos con la celeridad y prontitud con las cuales nos podríamos sentir más
reposados. Es cierto que elevando nuestras peticiones a DIOS estamos haciendo
las cosas correctamente. Eso es lo que DIOS quiere y lo que ÉL espera de
nosotros.
Aún así es
posible que no estemos cumpliendo con un paso que es fundamental para que este
proceso funcione. Además de elevar nuestras plegarias a DIOS debemos descansar
en ÉL. A veces nos apegamos tanto a nuestras aflicciones que no queremos ceder
el control de éllas a DIOS para que sea ÉL quien se encargue de resolver el
asunto. Debemos entregar todo a nuestro Señor sin interferir, mediante la
introducción de nuestras propias opiniones y estilos de resolver los asuntos.
DIOS es experto
en esto de resolver problemas complicados. ¿Por qué no le dejas tomar el
control de tus asuntos? Descansa en ÉL.
ORACIÓN: Padre
nuestro, ayúdame a confiar más en Ti y a dejar en Tus manos todos mis problemas
y necesidades. Dame más fe en Ti y esperar que se haga Tu voluntad. En el
nombre de Cristo, amén.
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