domingo, 22 de junio de 2014

PREPARADO PARA LA TRAICIÓN

Líbrame del maligno.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
PREPARADO PARA LA TRAICIÓN
MATEO 26: 14-16 “Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.”
Todos hemos experimentado o sido testigos, en algún momento, de una traición. Y ningún ejemplo en la Biblia ilustra más claramente el dolor, la culpa y la vergüenza causados por el pecado que cometió Judas. Él tuvo el privilegio de ser escogido como uno de los Doce Discípulos.
El capítulo 12 de Juan dice que Judas tenía bajo su responsabilidad el cuidado del dinero de los discípulos. Pero ese mismo versículo revela una verdad importante acerca de Judas: era un ladrón. Él es un personaje muy fácil de poder juzgar, la historia ha revelado como este discípulo, aún cuando anduvo al lado de nuestro Señor Jesús todo el tiempo de su Ministerio, no entendió la visión del Reino que el Maestro venía a presentar y dejándose arrastrar por el pecado, optó por llevar a cabo el acto de traición más famoso de toda la historia de la humanidad.
Juan apunta que la codicia era la debilidad de Judas. Después de que María ungió los pies del Señor, Judas se quejó, diciendo: "¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?". Este pasaje aclara que solo quería el dinero para él. Uno puede asumir con seguridad que si Judas había llegado al punto de robar dinero de la provisión de Jesús, es porque su codicia no había sido detectada.
Ese pecado oculto era todo lo que Satanás necesitaba para introducirse en su vida. Y una vez que el enemigo entró, el discípulo "buscaba una oportunidad" para traicionar a Jesús. Primera de Pedro 5.8 dice que el diablo es como un "león rugiente, buscando a quien devorar". Y en Judas, Satanás encontró una víctima dispuesta. Y para ser sinceros, todos tenemos la tendencia natural hacia el pecado.
La comunión diaria con DIOS evita que los pecados ocultos se conviertan en problemas mayores. Si no es resistido, el "león rugiente" vendrá también por nosotros, cualquiera que sea nuestra debilidad.
Pídele al Señor que te revele cualquier pecado que necesites reconocer, y enfréntalo hoy; no permitas que el pecado te lleve por el camino de Judas. No permitas que, momentos de falta de visión, te roben todo lo que Jesús te ha dado, no busques esas “30 monedas de plata”, no valen la pena, será placer momentáneo que no llenará tu vida de verdadero gozo.
Ríndete a Jesús, reconócelo como tu Señor y Salvador, como el arquitecto de tu nueva vida y vive cada día junto a ÉL, como que si fuera el último de tu existencia acá en la tierra, pues luego heredarás la vida eterna preparada para tí y todos aquellos que vivieron, sin vender o entregar a Jesús.

ORACIÓN: Padre Celestial, haz de mí un instrumento tuyo y ayúdame a no caer en la tentación y líbrame del maligno. En el nombre de Cristo, amén.

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