Líbrame del maligno.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
PREPARADO PARA LA TRAICIÓN
MATEO 26: 14-16 “Entonces uno de los
doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les
dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta
piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.”
Todos hemos experimentado o sido testigos,
en algún momento, de una traición. Y ningún ejemplo en la Biblia ilustra más
claramente el dolor, la culpa y la vergüenza causados por el pecado que cometió
Judas. Él tuvo el privilegio de ser escogido como uno de los
Doce Discípulos.
El capítulo 12 de
Juan dice que Judas tenía bajo su responsabilidad el cuidado del dinero de los
discípulos. Pero ese mismo
versículo revela una verdad importante acerca de Judas: era un ladrón. Él es un personaje muy fácil de poder juzgar, la
historia ha revelado como este discípulo, aún cuando anduvo al lado de nuestro
Señor Jesús todo el tiempo de su Ministerio, no entendió la visión del Reino
que el Maestro venía a presentar y dejándose arrastrar por el pecado, optó por
llevar a cabo el acto de traición más famoso de toda la historia de la
humanidad.
Juan apunta que
la codicia era la debilidad de Judas. Después de que María ungió los pies del Señor, Judas se
quejó, diciendo: "¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos
denarios, y dado a los pobres?". Este pasaje aclara que solo quería el dinero para él. Uno puede asumir con seguridad que si Judas
había llegado al punto de robar dinero de la provisión de Jesús, es porque su
codicia no había sido detectada.
Ese pecado oculto era todo lo que Satanás
necesitaba para introducirse en su vida. Y una vez que el enemigo entró, el
discípulo "buscaba una oportunidad" para traicionar a Jesús. Primera
de Pedro 5.8 dice que el diablo es como un "león
rugiente, buscando a quien devorar". Y en Judas, Satanás encontró una
víctima dispuesta. Y para ser sinceros, todos tenemos la tendencia natural
hacia el pecado.
La comunión diaria con DIOS evita que los
pecados ocultos se conviertan en problemas mayores. Si no es resistido, el
"león rugiente" vendrá también por nosotros, cualquiera que sea
nuestra debilidad.
Pídele al Señor que te revele cualquier
pecado que necesites reconocer, y enfréntalo hoy; no permitas que el pecado te
lleve por el camino de Judas. No permitas que,
momentos de falta de visión, te roben todo lo que Jesús te ha dado, no busques
esas “30 monedas de plata”, no valen la pena, será placer momentáneo que no
llenará tu vida de verdadero gozo.
Ríndete a Jesús,
reconócelo como tu Señor y Salvador, como el arquitecto de tu nueva vida y vive
cada día junto a ÉL, como que si fuera el último de tu existencia acá en la
tierra, pues luego heredarás la vida eterna preparada para tí y todos aquellos
que vivieron, sin vender o entregar a Jesús.
ORACIÓN: Padre Celestial, haz de mí un instrumento tuyo y
ayúdame a no caer en la tentación y líbrame del maligno. En el nombre de Cristo,
amén.
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