domingo, 12 de julio de 2020

NO SE VE LO MISMO YENDO QUE VOLVIENDO

El perdón es una expresión de amor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
NO SE VE LO MISMO YENDO QUE VOLVIENDO
BOCADOS DEL ALMA
**Leer Lucas 15:11-31

LUCAS 15:2-24 “Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó. 21 El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.” 22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies. 23 Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, 
24 porque éste, mi hijo, muerto era y ha revivido; 
se había perdido y es hallado.”

(Te lo cuenta el hijo menor de la parábola de **Lucas 15:11-31)
El camino de ida se hizo fácil Padre, tenía en mis manos lo que parecía la felicidad. En el camino de ida no pensé en Tí, sólo en qué iba a gastar lo que creía era “mi plata”, pero… se ve lo mismo yendo que volviendo.
Cuando me quedé sin un solo peso, todo el dinero malgastado. Parado en el medio del camino, se me hizo noche oscura, tenía hambre, no tenía una mísera moneda, no podía ver más allá, pensaba y pensaba cada palabra para decirte, preparando el alegato para ser perdonado.
Y fue entonces cuando decidí volver sobre mis pasos, volver a la casa, el lugar donde había sido feliz, entre mi gente, la que me conocía y sabía con sólo una mirada lo que me pasaba, volver a los brazos de mi Padre, sí, ese Padre que en cuanto me divisó salió al camino a buscarme con los brazos abiertos para que yo no tuviera ninguna duda que me estaba esperando, que quería que vuelva y cuando me envolvió en sus brazos y me besó supe dentro mío lo que significa ser perdonado.
Para ser perdonado siempre, siempre hay que dar un paso, salir de ese “lugar” donde estamos y no estamos bien; donde algo nos molesta, como piedra en el zapato. Para sentir el perdón necesitamos la declaración del arrepentimiento, aunque no nos salga bien, aunque se nos confundan las palabras, el Padre siempre entenderá, porque conoce la intención del corazón. Y así podremos cubrirnos con su abrazo, volver a sentirnos “dentro de la casa”.
ESTE ES UN TIEMPO, EN EL QUE TENEMOS tiempo también para pensarnos en nuestras actitudes:
-¿Así volvemos al PADRE Celestial? -¿Reconociendo que somos únicos responsables de lo que hicimos mal? -¿Volvemos a pedir perdón a DIOS, sin agregar ninguna excusa? -¿Le decimos al PADRE “Ten misericordia de mí”?
La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas y que finalmente nos termina envenenando. El perdón es una expresión de amor. Así lo fue con el Padre y el hijo que vuelve a sus brazos. Así lo es para nosotros con nuestro Padre DIOS.
CUANDO VOLVEMOS HACIA ÉL, oremos: Que el SEÑOR nos bendiga y nos haga pensar en cuáles son nuestras actitudes que debemos cambiar; qué es eso que el PADRE espera en el medio del camino y que nosotros cambiemos. Ojala le podamos pedir al SEÑOR que nuestras manos puedan trabajar en el amor, en la sonrisa. Que el SEÑOR nos enseñe a salir de nosotros para llegar a los otros, con algunas palabras y miles de gestos. En el amor de CRISTO, amén
Pastora CRISTINA DINOTO
(Deseo agradecer a la pastora Cristina por su hermoso aporte para el día de hoy. - Rev. Javier Ochoa Jara)
**Leer Lucas 15:11-31 (RV95)
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO
11 También dijo: «Un hombre tenía dos hijos, 12 y el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde.” Y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.14 Cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó él a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envió a su hacienda para que apacentara cerdos. 16 Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.’” 20 Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó. 21 El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.” 22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies. 23 Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, 24 porque éste, mi hijo, muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado.” Y comenzaron a regocijarse.
25 »El hijo mayor estaba en el campo. Al regresar, cerca ya de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados le preguntó qué era aquello. 27 El criado le dijo: “Tu hermano ha regresado y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberlo recibido bueno y sano.” 28 Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara. 29 Pero él, respondiendo, dijo al padre: “Tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.” 31 Él entonces le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas. 32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado.”»
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