sábado, 4 de julio de 2020

SOLO PREGUNTA

Porque no le preguntamos a DIOS: ¿Me ayudarás?
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
SOLO PREGUNTA
Nuestro Pan Diario
**Leer 2a Reyes 5:9-14

ISAÍAS 65:24 “Antes que clamen, yo responderé;
mientras aún estén hablando, yo habré oído.”

El doctor dijo que su desprendimiento de retinas no se podía reparar. Pero después de vivir 15 años sin ver —aprendiendo Braille, y usando un bastón y un perro de servicio—, la vida de esa mujer cambió cuando su esposo le hizo a otro oculista una pregunta sencilla: «¿Puede ayudarla?». La respuesta fue que sí. El médico descubrió que tenía una afección ocular común: cataratas; y se la extrajo del ojo derecho. Al día siguiente, cuando le quitaron el parche, su visión era 20/20. Una segunda cirugía en el ojo izquierdo tuvo el mismo éxito.
Una simple pregunta cambió también la vida de Naamán, un poderoso militar leproso. Con arrogancia, se enojó ante las indicaciones de Eliseo: «lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio» (2 Reyes 5:10). Sin embargo, sus siervos le formularon una pregunta sencilla: «si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías?» (v. 13). Persuadido, Naamán se lavó «y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio» (v. 14).
A veces, luchamos con algún problema en la vida porque no le preguntamos a DIOS: ¿Me ayudarás? ¿Debo ir? ¿Me guiarás? ÉL no exige preguntas complicadas pidiendo ayuda. Le prometió a su pueblo: «antes que clamen, responderé yo» (Isaías 65:24).
Así que, simplemente pregúntale.
OREMOS: PADRE, gracias porque prometiste escucharnos. 
Por el amor de CRISTO, amén.

¿Cómo son de complejas tus peticiones de oración?
¿Qué problema de tu vida puedes entregarle a DIOS en una oración sencilla?
**Leer 2a Reyes 5:9-14
Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero a decirle: «Ve y lávate siete veces en el Jordán; tu carne se restaurará y serás limpio.»
11 Naamán se fue enojado diciendo: «Yo que pensaba: “De seguro saldrá enseguida, y puesto en pie invocará el nombre de Jehová, su Dios, alzará su mano, tocará la parte enferma y sanará la lepra.” 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavo en ellos, ¿no quedaré limpio también?»
Y muy enojado se fue de allí. 13 Pero sus criados se le acercaron y le dijeron: —Padre mío, si el profeta te mandara hacer algo difícil, ¿no lo harías? ¿Cuánto más si sólo te ha dicho: “Lávate y serás limpio”?
14 Descendió entonces Naamán y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios, y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
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