De ti depende.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA DECISIÓN ESTÁ EN TUS
MANOS
Nuestro Pan Diario
ROMANOS
10:9-10 “Si con tu boca
reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó,
alcanzarás la salvación. 10 Pues con el corazón se cree para
alcanzar la justicia, y con la boca se reconoce a Jesucristo para alcanzar la
salvación."
Llovía
a torrentes en la carretera que va entre las ciudades de Santa Ana y Riverside,
en California. La señora Connie McCormick guiaba su automóvil, tratando con
mucha dificultad de ver el camino. Había mucho tráfico y el pavimento estaba
resbaloso debido a la lluvia. De pronto Connie perdió el control del volante, y
el vehículo salió del camino y cayó en una zanja llena de agua. La mujer quedó
aprisionada en su asiento. Si no recibía auxilio de inmediato, corría peligro
de ahogarse.
El
señor Edwin Duke, que vio todo el accidente, corrió a donde estaba el auto
volcado y trató de abrir las puertas, pero estaban trancadas. Utilizando una
palanca, finalmente pudo abrir el baúl del vehículo, quitó el asiento trasero y
por allí pudo rescatar sana y salva a la señora McCormick; pero en el esfuerzo
de salvarla, el señor Duke se lastimó gravemente la columna vertebral y lo
tuvieron que internar en un hospital. Como perdió mucho tiempo de trabajo y le
costó muchos miles de dólares en médicos y hospitales, el señor Duke demandó a
la señora McCormick por daños y perjuicios en la suma de veinticinco mil
dólares. Primero la salvó arriesgando su propia vida, y luego le entabló una
demanda.
Hace
unos dos mil años, Cristo nos vio a nosotros también en peligro de muerte.
Volcados a un lado del camino de la vida, estábamos ahogándonos en medio de
nuestras miserias, sufriendo presos de nuestros problemas sin solución. Y dejó
Su trono en el cielo para venir a este mundo con el fin de dar Su vida en pago
por nuestros pecados y ofrecernos una vida mucho mejor.
No
se trata de juzgar la acción del señor Duke, pues desconocemos muchos elementos
relativos a la historia. Fue sin duda el suyo un acto de heroísmo, en el cual
él arriesgó su vida con el fin de rescatar a la señora McCormick. Después,
debido a que su condición física resultó muy afectada como consecuencia de sus
esfuerzos, él le puso una demanda a la señora para poder pagar los gastos de
hospital y demás.
Ahora
bien, nuestro Señor JESUCRISTO estaba totalmente consciente de todo lo que iba
a sufrir al venir a la tierra, las torturas y las humillaciones que tendría que
soportar, y finalmente la horrible muerte en la cruz para salvarnos de la
condenación y darnos la vida eterna.
ÉL
no espera ningún pago de parte de nosotros. No nos lleva a juicio por muy malagradecidos
que seamos; todo lo contrario, la Biblia dice que “JESUCRISTO es nuestro abogado” (1a
Juan 2:1), y está listo para defendernos e interceder por nosotros. No nos
cobra nada, no nos exige nada. Sólo espera que le abramos nuestro corazón, que
confiemos en ÉL y que aceptemos Su infinito amor. Entonces comenzaremos a vivir
la vida en abundancia que ÉL vino a traernos.
La
decisión está en tus manos, es decir en tu corazón, es decir en tus labios,
pues «La palabra está cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón.» La
Biblia dice que si confiesas con tu boca que JESÚS es el SEÑOR, y crees en tu
corazón que DIOS lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el
corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser
salvo.
No
tardes más, arrodíllate, y confiesa tus pecados
delante del SEÑOR, y pídele que te perdone, y abre tu corazón para recibir el
regalo de la vida eterna. Y ¡Sólo a DIOS sea la gloria!
OREMOS: DIOS de amor y misericordia,
confieso ante Tí todos mis pecados y te pido que me perdones. Te doy gracias
por haber enviado a Tu HIJO a morir en mi lugar, y así darme entrada al cielo.
En este momento, yo abro mi corazón y recibo a JESUCRISTO como mi SALVADOR y mi
SEÑOR. En su bendito nombre, amén.
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