La espada de
Damocles
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditaciones Diarias
Reflexiones Cristianas
SANTIAGO 3:5,6 “Lo mismo pasa con la lengua; es una parte
muy pequeña del cuerpo, pero es capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande
puede quemarse por causa de un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego. Es un
mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está
encendida por el infierno mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la
vida.”
¿Alguna vez ha
escuchado la expresión La
Espada de Damocles? ¿Qué
significa?
Reinaba en
Siracusa, Dionisio, quien tenía un vasallo y cortesano adulador que se llamaba
Damocles.
Se dedicaba
particularmente Damocles a pronunciar delante de Dionisio largos discursos
acerca de la felicidad de los monarcas. Cansado ya Dionisio, y deseando
corregir a su cortesano, hizo un gran banquete y ordenó a Damocles que ocupara
el lugar del rey, vestido con ropas reales como si fuese el verdadero rey.
Damocles estaba orgulloso de tanto honor.
Pero en lo mejor
del banquete, el rey lo interrumpió ordenándole que levantara la vista sobre su
cabeza. ¡Y lo que vio Damocles! Una espada filosa y aguda pendía precisamente
sobre su cabeza, sostenida apenas por un hilo bastante débil que de un momento
a otro podía romperse. Damocles se llenó
de terror, y suplicó al rey que lo librara de semejante peligro. El rey lo hizo
con la condición de que Damocles de allí en adelante no volviera a importunarlo
con sus adulaciones.
Una cosa es
reconocer las virtudes de otros, lo cuál es muy bíblico y loable, y otra cosa
es ser un experto en adulaciones. Cada adulación que sale de nuestros labios es
como una espada sobre nuestra cabeza, tarde que temprano se podrá romper el
hilo que la sostiene y cortar nuestra propia cabeza.
Denigrante es
encontrar en los medios políticos quienes adulan al gobernante de turno con un -"
Sí, señor Presidente"-. -" Lo
que usted diga, señor Presidente "-. O hallarlos en la Universidad , en el
trabajo o aún en la Iglesia ,
etc. Hoy eliminemos de nuestra vida la adulación y rescatemos el
agradecimiento.
Hacen mal en
jactarse. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la
masa? Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin
levadura, como lo son en realidad. (1ª Corintios 5:6,7)
Así
también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de
grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña
chispa! También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de
nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende
a su vez fuego a todo el curso de la vida. (Santiago 3:5,6)
OREMOS: Gracias Señor
por la muestras de Tu amor. Ayúdame a descartar toda adulación y a ser
agradecido. En Tu Nombre, amén.
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