¡Más seguro que nunca…!
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿MIS UÑAS O SU MANO?
SALMOS 63:8 «Mi alma se aferra a
ti; Tu mano derecha me sostiene.»
Su esposo la
había abandonado y criaba sola a sus dos hijos. Con un salario apenas por
encima del mínimo, tenía pocas probabilidades de escapar de la pobreza y de los
peligros de su vecindario.
«¿Cómo manejas todo
ésto?», era una pregunta que solía escuchar de quienes sabían de su situación. Élla
contestaba: «Estamos haciendo todo lo que podemos, y los dejo en las manos de DIOS»,
basándose en el salmista que declaraba «El
Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá
tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano.» (Salmo 37:23-24)
Un año después mataron
a su hijo disparándole desde un automóvil. Todos querían darle palabras de
consuelo y sabiduría para no tratar de explicar lo inexplicable. Sin embargo,
aquel día, esta mujer maravillaba al ver cómo consolaba a los demás y demostraba
que ese terrible golpe no había afectado su confianza en DIOS.
Al despedirse de
quienes habían asistido al funeral, sus últimas palabras fueron un conmovedor
recordatorio de la profundidad de su fe: «Mi muchacho sigue estando en las
manos de DIOS».
Cuando surgen
dificultades y nos sentimos casi incapaces de aferrarnos a nuestra fe, la
situación no dependerá de nosotros, sino de DIOS quien nos sostiene con Su mano
poderosa. Puede ser que durante este periodo, nos dé la impresión de que
estamos colgados en el aire y aferrados solamente con las uñas.
Debemos recordar lo
que el Señor nos promete, que Su mano protectora estará junto a nosotros para
sostenernos, que podemos soltarnos y que El nos sujetará. No son nuestras uñas
lo que nos sostiene, sino Su mano amorosa y sustentadora.
Nadie está más seguro que aquel a quien lo sostiene la mano de DIOS,
pues anda diariamente con Él.
ORACIÓN: Gracias
Señor por el día que nos das, por las bendiciones recibidas y por las muestras
de Tu amor. Gracias Señor porque Tú nos proteges y sostienes ante las
adversidades. Aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno
porque Tú estarás conmigo. Gracias Señor. Por Cristo Jesús, amén.
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