sábado, 3 de enero de 2015

LA DIFERENCIA

Perdona y olvida…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria    
LA DIFERENCIA
MATEO 5:43-44 “Ustedes han oído que fue dicho: "Amarás a tu prójimo, y odiarás a tu enemigo". Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen. “
Una villa en Pakistán ha establecido una organización de resistencia contra el Talibán, lo cual requiere mucho valor. Esa organización de resistencia, logró matar a dos miembros del Talibán y destruir tres de sus escondites.  
El Talibán, por su parte, respondió de la única manera que sabe hacerlo. Convocaron a uno de sus voluntarios, lo convirtieron en un hombre bomba llenándolo de 10 kilos de explosivos, y le dijeron que fuera a adorar a la mezquita de esa villa. En la mezquita había alrededor de 300 personas... hombres, mujeres, y niños, cuando ese hombre bomba detonó los explosivos y logró morir como mártir, matando también a otras 50 personas más que se encontraban en las afueras, e hiriendo a más de 120. Con mucho orgullo, el Talibán ha manifestado que tal represalia había tenido en parte un propósito de venganza; es decir, 'ojo por ojo, diente por diente.'
Lamentablemente, quienes actúan así, y ésto incluye a la mayor parte de la humanidad, no se dan cuenta que, al final, todos terminan ciegos y sin dientes. En contraste con lo que la lógica humana dice que es razonable o justo, tenemos lo que el Salvador dice: que amemos a nuestros enemigos, y que oremos por quienes nos persiguen.   
Es cierto que no es nada fácil de hacer. Pero la Escritura nos dice que Jesús lo hizo. Aún en medio del sufrimiento de la cruz y de las burlas de quienes se alegraban en su agonía, Jesús oró aún por aquellos que lo consideraban a ÉL un enemigo.  Aún más,  Jesús fue a la cruz cargando los pecados tuyos y míos, y los pecados de todo el mundo.  Todas las rebeldías que nos alejaron y alejan del Padre estuvieron allí ese día.  Jesús murió para que nosotros pudiéramos ser perdonados y adoptados nuevamente en la familia de la fe. Jesús murió para que podamos ser salvos.
Pablo escribe, “Dejad lugar a la ira de DIOS” (Romanos: 12:19). En resumen, el está diciendo, “Sufre lo malo que te hagan. Ríndelo y sigue adelante. Ten vida en el Espíritu.” Pero si rehusamos perdonar las heridas que nos han hecho, tenemos que encarar las siguientes consecuencias:
  • Nos haremos más culpables que la persona que nos hirió.
  • La misericordia y gracia de DIOS hacia nosotros serán cortadas. Entonces, según las cosas comienzan a marchar mal en nuestras vidas, no entenderemos porque estamos en desobediencia.
  • Las vejaciones de nuestro perseguidor contra nosotros continuarán robando nuestra paz. El se convertirá en el triunfador, teniendo éxito en darnos una herida permanente. y se irá riendo mientras nosotros continuamos hirviendo en ira.
  • Porque el enemigo triunfa en llevarnos a pensamientos de venganza, podrá entonces dirigirnos a pecados de mortandad y cometeremos transgresiones mucho más terribles que éstas.
El escritor de los Proverbios aconseja, “La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.” (Proverbios 19:11). En otras palabras, debemos mantenernos en calma hasta que nuestra ira haya pasado. No debemos hacer una decisión o dar seguimiento a cualquier acción mientras estamos airados.
Además, traeremos gloria a nuestro Padre Celestial cuando ignoramos heridas y perdonamos los pecados hechos a nosotros. Cuando hacemos ésto, nuestro carácter se edifica.
Cuando perdonamos como DIOS perdona, ÉL trae revelación de favor y bendición como nunca hemos conocido.  Amén a sus enemigos: es una cosa más que diferencia al cristianismo del Talibán... y a los cristianos de los hombres bomba.
ORACIÓN: Señor DIOS, no es fácil amar a nuestros enemigos ni orar por quienes abusan de nosotros. Es por éllo que te pedimos que nos llenes con tu Espíritu Santo, para que nos de la fe y voluntad de seguir el ejemplo de Cristo Jesús, nuestro  Salvador. En su nombre oramos. Amén.
PROVERBIOS 25:21-22
21 Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber.
22 Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará.


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