sábado, 9 de julio de 2016

EL SEÑOR ES MI PASTOR

En medio de mis valles el señor está conmigo.
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Bendiciones,
Enio 
Meditación Diaria
EL SEÑOR ES MI PASTOR
SALMO 23:4 “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” 
En la Biblia, la palabra “valle”, generalmente se la asocia con tiempos de tristeza y angustia.  Precisamente el Salmo 23 habla de un “valle de sombra de muerte”, dando a entender un lugar de desierto, un lugar de sequedad, de soledad y de muerte.  
La vida precisamente no es un “lecho de rosas”.  Jesús mismo dijo: “en el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33).   Es probable que en este tiempo de tu vida, te encuentres al borde de la muerte de un sueño que nunca se ha concretado, la muerte de una relación amorosa o familiar, la muerte de un proyecto que parecía que iba a triunfar, etc.   Atravesar estos tiempos, no significa precisamente que hayan venido a nuestras vidas, por culpa nuestra o de pecados ocultos que tengamos. 
Los justos también, muchas veces, padecen etapas difíciles durante su vida.  La clave en este tiempo tan difícil es creer que el SEÑOR sigue estando con nosotros y que nunca nos ha abandonado, ni nos abandonará.
Experimentar la presencia del SEÑOR, en medio de los tiempos de “valles de sombra y muerte”, es indispensable para poder atravesar esos tiempos difíciles y seguir en el camino de la vida.  
Quizás no podamos evitar atravesar los tiempos de “valles de sombra y muerte”, pero lo que nunca debemos dejar es mantenernos "colgados" de la presencia maravillosa del SEÑOR. 
ORACIÓN: Padre Celestial. En este día hazte más real en mi vida.  SEÑOR ayúdame a atravesar este valle de sombra de muerte por amor de tu Nombre. Gracias Jesús.  En Tu Nombre, amén. 
SALMO 23
Jehová es mi pastor, nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.


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