martes, 24 de septiembre de 2019

VOLVER A FLORECER

¿Qué hábitos o actitudes pediré a DIOS que quite de mi vida?
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
VOLVER A FLORECER
El Aposento Alto
**Leer Juan 15:1-8

JUAN 18:1-2 “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.”

El incendio destruyó el edificio principal del centro de retiro, donde estaban la capilla, el comedor y la cocina. Un año más tarde, miré los árboles que habían estado cerca del fuego. Pude ver hojas verdes agitándose en contraste con las ramas muertas y quemadas. Todavía podía ver rastros de vida en los árboles, pero me pregunté si sobrevivirían.
Los expertos aconsejaron cortar todas las ramas secas para permitir que los árboles sanasen, creciesen y volvieran a florecer.
Los árboles me recuerdan la lectura del día de hoy. Hasta los más sanos necesitan una poda — cortar todo lo que impida producir el mejor fruto.
JESÚS nos dice que somos como ramas que solo sobreviven si permanecen unidas a ÉL, la vid verdadera.
Todos tomamos decisiones y tenemos actitudes de temor, desobediencia y desolación, que nos impiden vivir en la plenitud que DIOS nos propone. Pero si lo pedimos, DIOS podará en nosotros los viejos hábitos para que broten aquellos que dan vida.
OREMOS: DIOS de amor, ayúdanos a permanecer en TÍ para que tengamos vida abundante. En el nombre de JESÚS. Amén.
Sra. Carol Harrison (Saskatoon, Canada)
**Leer Juan 15:1-8 (RV95)
JESÚS, LA VID VERDADERA
15 »Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
»Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, los echan en el fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos.
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