El Alfarero.
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
ALGO ESPECIAL PARA TU VIDA
ISAÍAS 64:8 “Mas ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro Padre,
nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos
nosotros.”
Un organista de una iglesia estaba tratando de tocar una partitura de Félix
Mendelssohn, sin conseguirlo. Después de múltiples intentos, frustrado y muy
molesto recogió la partitura y se dispuso a marcharse. No había notado a un
extraño que se había sentado en un banco de atrás. Al dar la vuelta para
marcharse, el extraño le preguntó si podía el tocar la pieza musical. El
organista respondió de muy mala manera: -“Nunca dejo que alguien toque este
órgano”-, pero tras dos peticiones amables el organista le dio su
consentimiento.
El extraño se sentó y llenó el Santuario de una hermosa e impecable música.
Al terminar el organista quedó perplejo y le preguntó: -"¿Quién es
usted?"-, el hombre contestó: -"Yo soy Félix Mendelssohn."- El organista por poco impide al creador de la
pieza que tocara su propia música.
Muchas veces nosotros tratamos de tocar los acordes de nuestra vida, e
impedimos a nuestro CREADOR que haga una música hermosa. Así como el organista de
mal carácter no dejaba que el gran organista tocara la partitura, así mismo no
dejamos que el SEÑOR toque el teclado de nuestras vidas cuando ÉL ya tiene una
sinfonía escrita para nosotros. Con mucha frecuencia tomamos la actitud de
autosuficientes y somos muy arrogantes, pensando que somos dueños de nuestras
vidas no reconociendo a DIOS en élla. En Sus manos santas venimos a ser como
barro en las manos del alfarero.
DIOS, como artista supremo, como perfecto CREADOR, toma en Sus preciosas
manos este barro que somos para convertirlo en vasijas útiles. En el proceso de
modelaje, DIOS tiene que ablandarnos, tornearnos, darnos forma, borrar las
imperfecciones, llenar las grietas, eliminar lo que sobre, y si fuera preciso,
empezar otra vez.
Entonces, el ALFARERO nos somete al horno de fuego en la etapa final, donde
se perfecciona la vasija. Una vez formados conforme al corazón de DIOS, es
preciso que seamos pulidos, para que ni en la superficie queden asperezas. Es
necesario que de nuestro barro desaparezcan todas aquellas cosas impuras que
impiden que seamos material útil para DIOS.
Recuerda que DIOS nos dice: “Ustedes son en mis manos como el barro en las manos del
alfarero” (Jeremías 18:6).
Deja que las manos de nuestro Señor JESUCRISTO se posen en tu vida, y que ÉL
pueda dar los acordes necesarios y hermosos y la llene de su inmenso amor. Digámosle
al SEÑOR: "Heme aquí como barro dispuesto estoy en tus manos".
OREMOS: Yo
quiero ser, SEÑOR amado
Como el barro en manos
del alfarero,
Toma mi vida, y hazla
de nuevo,
Yo quiero ser, yo quiero ser,
un vaso nuevo.
En el nombre de CRISTO,
amén.
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