Tu vida…
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
¿ACASO EN VANO LLEGAMOS A VIVIR?
ECLESIASTÉS 12:13-14 “El fin de todo
el discurso oído es este: Teme a DIOS, y guarda sus mandamientos; porque esto
es el todo del hombre. Porque DIOS traerá toda obra a juicio, juntamente con
toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”.
En el museo de la ciudad de Hermosillo
en México hay una placa con la inscripción de un poema azteca escrito en
náhuatl, el idioma de los antiguos habitantes del país. La traducción española
de este poema dice así:
«¿Con qué me iré a la eternidad?
¿Se acabarán mis cantos como se
marchitan las flores?
¿Nada será mi nombre alguna vez?
¿Nada dejaré que me recuerde en
la tierra?
¿Al menos flores, al menos
cantos?
¿Cómo ha de obrar mi corazón?
¿Acaso en vano llegamos a vivir?»
Aunque escrito quizá siglos antes de
que Colón descubriera América y antes de que Hernán Cortés hiciera temblar la
tierra de los aztecas con sus botas de conquistador, un hombre de corazón
sensible habló con su alma y preguntó: «¿Acaso en vano
llegamos a vivir?»
Esta pregunta del desconocido poeta
azteca es universal. No ha habido persona sensible en la tierra que no se haya
preguntado alguna vez: «¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde
voy? ¿Qué estoy haciendo aquí?» La seguridad instintiva de que venimos
de alguna parte y vamos hacia otra parte, y de que en la tierra y en la vida
estamos sólo de paso, pertenece a la experiencia común de los seres humanos.
La Biblia tiene la respuesta. Dice que
venimos de DIOS y a DIOS vamos. Y mientras estamos en la tierra y en la vida,
somos puestos a prueba para ver si nos capacitamos o no para ascender a la vida
superior del cielo. No venimos a vivir en vano. Venimos a cumplir con una ley y
a someternos a una disciplina.
Como seres humanos inteligentes y
racionales, y como seres espirituales con poder para tomar decisiones y escoger
entre el bien y el mal, si somos capaces de cumplir con los mandamientos de
DIOS, no habremos vivido en vano; habremos pasado la prueba y habremos sido
aprobados para llegar a la presencia de DIOS.
Salomón, después de hablar acerca de la
futilidad de la vida, cuando vivió con todo lo que este mundo pudiera ofrecer,
nos da estas importantes conclusiones en el libro de Eclesiastés 12:13: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a DIOS, y guarda sus
mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque DIOS traerá toda obra a
juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.”
Es decir, nuestro principal propósito
de vida debe ser honrar a DIOS con nuestros pensamientos y vidas guardando Sus
mandamientos, porque un día compareceremos ante ÉL para entregarle cuentas.
En esta prueba larga y dura que es la
vida, quien nos ayuda es JESUCRISTO el Salvador. ÉL derramó Su sangre en la
cruz para redimirnos del pecado y, si se lo permitimos, ÉL permanecerá a
nuestro lado y nos da de Su Espíritu divino a fin de que tengamos el poder para
vivir rectamente. Con CRISTO, alcanzamos la victoria suprema. Por eso en la
Biblia DIOS nos pide: «Dame, hijo mío, tu corazón» (Proverbios
23:26).
OREMOS: Gracias PADRE Celestial
por la vida y la salud que me das. Gracias por las bendiciones que recibo
diariamente. Ayúdame a guardar y cumplir tus mandamientos, a cumplir tu
voluntad y todo lo que haga sea de Tu agrado. En el nombre de CRISTO, amén.
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