Cristo es el único que puede ayudarnos de verdad.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
SÓLO CON ORACIÓN
Nuestro Pan Diario
**Leer Marcos 9:14-29
MARCOS 9:23 “… al que cree todo le es posible.”
Mi amiga me llamó una noche, tarde, durante su tratamiento contra el cáncer. Angustiada por su llanto descontrolado, pronto sumé mis propias lágrimas y una oración silenciosa: SEÑOR, ¿qué puedo hacer?
Sus gemidos me partieron el corazón. No pude detener su dolor, resolver su situación ni encontrar una palabra comprensible de aliento. Pero sí sabía quién podía ayudar. Mientras lloraba con mi amiga, intentando orar, susurraba una y otra vez: «Jesús, Jesús, Jesús».
Su llanto se fue calmando, y entre resuellos y quejidos, comenzó a respirar mejor. La voz de su esposo me sorprendió. «Ya se durmió —dijo él—. Mañana llamamos».
Colgué, orando y mojando con lágrimas mi almohada.
El apóstol Marcos relata sobre otra persona que quería ayudar a su ser querido. Un padre desesperado llevó su hijo sufriente a JESÚS (Marcos 9:17). Las dudas inundaban su ruego, mientras reiteraba la imposibilidad de su situación (vv. 20-22) y reconocía su necesidad de que JESÚS le aumentara la fe (v. 24). El padre y el hijo experimentaron libertad, esperanza y paz cuando JESÚS se encargó de todo (vv. 25-27).
Cuando un ser amado sufre, es natural querer hacer lo correcto y decir las palabras justas. Pero CRISTO es el único que puede ayudarnos de verdad. — Xochitl Dixon
OREMOS: Jesús, Jesús, Jesús… ¡cuánto te necesito! En el nombre de Jesús sella la oración que nos lleva a Tu presencia poderosa, amén
**Leer Marcos 9:14-29
14 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que discutían con ellos. 15 En seguida toda la gente, viéndolo, se asombró; y corriendo a él, lo saludaron. 16 Él les preguntó: — ¿Qué discutís con ellos?
17 Respondiendo uno de la multitud, dijo: —Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 el cual, dondequiera que lo toma, lo sacude; echa espumarajos, cruje los dientes y se va secando. Dije a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron.
19 Respondiendo él, les dijo: — ¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.
20 Se lo trajeron, y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, que cayó al suelo revolcándose y echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre: — ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?
Él dijo: — Desde niño. 22 Y muchas veces lo arroja al fuego o al agua, para matarlo; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.
23 Jesús le dijo: — Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
24 Inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: — Creo; ayuda mi incredulidad.
25 Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu impuro, diciéndole: — Espíritu mudo y sordo, yo te mando que salgas de él y no entres más en él.
26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndolo con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: «Está muerto.»
27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo enderezó; y se levantó. 28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: — ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
29 Y les dijo: — Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
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