Enséñame Señor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿TE
PREOCUPA ENVEJECER?
SALMOS
90:9-12 “Si te enojas, termina nuestra vida; los años se nos
escapan como se escapa un suspiro. 10 Si
las fuerzas nos ayudan, podemos vivir setenta años, y aun llegar a los ochenta;
pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de angustias y
problemas
pasa pronto, lo mismo que nosotros.
11 La
fuerza de tu furia nadie ha llegado a conocerla. ¡Es tan grande tu enojo como
el temor que nos inspiras! 12 Enséñanos
a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría.”
Hay un asunto que interesa a todo el mundo,
pero que normalmente sólo preocupa a aquellos que han alcanzado una avanzada
edad. Esto es el envejecimiento. Lo interesante del proceso de envejecimiento
es que cada uno de nosotros enfrenta el mismo panorama ineludible, sin embargo
no todos lo manejamos de la misma manera. Todo depende de la perspectiva de
cada cual.
El pasaje de hoy nos dice que nuestra vida pasa
pronto. Sin apenas darnos cuenta, nos vemos envueltos en una conversación con
nuestros viejos amigos en la que recordamos eventos que sucedieron hace 30, 35
o hasta 40 o más años atrás. Y a veces decimos: “¡Y parece que fue ayer!”
Esto coincide con la declaración de Moisés en
este Salmo, diciéndole a DIOS: “Porque mil años delante de tus ojos son como el día de
ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche.” En efecto, en
su infinito sentido de la eternidad, “para el Señor un día es como mil años, y mil años como
un día”, escribió el apóstol Pedro (2a Pedro 3:8). El apóstol
Santiago también se refirió a la brevedad de la vida de la siguiente manera: “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por
un poco de tiempo, y luego se desvanece.” (Santiago 4:14).
A medida que vamos envejeciendo, nuestro cuerpo
sufre cambios que muestran un deterioro físico progresivo. Muchos intentan
retardar de alguna manera este proceso por medio de tratamientos cosméticos,
cremas, lociones, pastillas, y hasta cirugías con el fin de eliminar las
señales y los efectos del tiempo. Lo cierto es que, aunque pueda haber algún
éxito en el intento, es sólo algo temporal.
El envejecimiento es inevitable, y su seguro
final es la muerte. Debemos estar conscientes de ésto, y desarrollar un
concepto positivo del paso del tiempo. El pasaje de hoy nos enseña que una
perspectiva correcta de la vida requiere la búsqueda de la sabiduría divina. Y
el apóstol Pablo escribió en 2a
Corintios 4:16: ”Por
tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.”
Nada podemos hacer para evitar el desgaste de
nuestro cuerpo físico, pero sí está a nuestro alcance renovar nuestro interior,
es decir el espíritu, el cual en definitiva, es lo único eterno en nosotros. Y
esto lo logramos buscando una íntima comunión con el SEÑOR, por medio de la
oración, la lectura de Su Palabra día tras día y su puesta en práctica.
OREMOS: PADRE Santo, te doy
gracias por la vida que me has dado. Te ruego me des sabiduría para
disfrutarla al máximo conforme a Tus planes, cualquiera sea la etapa en la que
me encuentre, ya sea en mi juventud o en mi vejez, sabiendo que siempre Tú
estarás conmigo. En el nombre de JESÚS, amén.
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