Hacerlo de corazón…
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meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
OCUPACIÓN:
VOLTEADOR DE PÁGINAS
COLOSENSES 3: 23, 24 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no
para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor servís”.
Cuando Elmer Booze sale al
escenario para una función de un virtuoso del piano,
nadie aplaude. Es
porque el no es pianista de concierto, sino un volteador de páginas profesional. Aunque
tiene títulos de estudios en música de dos universidades,
Elmer se ha conformado
durante muchos años con sentarse a la sombra. En Washington, DC es fijo en el Kennedy Center, la
Galería de Arte Nacional, la Embajada de Canadá y la Biblioteca del Congreso. Ha
volteado páginas en la Casa Blanca y en conciertos en Nueva York y Londres.
Lo sorprendente es el nivel de estudio necesario
para ser un volteador de páginas; de la precisión de este volteador depende la
continuidad melódica del intérprete, que requiere lo mejor para cautivar al
público que le escucha.
Muchos grandes pianistas
dependen de personas como Elmer
para tocar lo mejor que puedan. Y mientras los virtuosos se inclinan ante el
aplauso de miles, los Elmers del mundo están dispuestos a sonreír, contentos
con la parte que les tocó en la función.
En las oraciones de cierre de
la carta de Pablo a los Romanos conocemos brevemente a otro hombre que trabajó
tras bastidores. Su nombre era Tercio, un secretario muy hábil que escribía
mientras Pablo dictaba. Igual que Elmer, Tercio se contentaba con «voltear las
páginas» (o en su caso, enrollar un rollo) para ayudar a otra persona.
Podríamos preguntar: ¿estarías tú o estaría yo
dispuesto a ser un volteador de páginas? ¿Obtendríamos suficiente satisfacción
por un trabajo bien hecho aun si no recibiéramos ningún reconocimiento?
¿Pondríamos lo mejor de nuestra parte si toda la gloria fuera para otra persona
y no para nosotros?
Pocos de nosotros podemos ser
solistas, actores principales, presidentes del comité
o presidentes de una clase. La mayoría de nosotros trabaja tras bastidores y
observa a otras personas recibir el aplauso.
El asunto es el siguiente:
¿Vamos a tener resentimiento
por la falta de reconocimiento y a ponernos celosos de la persona que recibe
toda la atención?
¿Recibo mucho reconocimiento por mi trabajo? ¿Me
gustaría recibir más?
¿Qué siento por las personas que reciben la mayor
atención? ¿Me alegro? ¿Las envidio? ¿Las aborrezco secretamente?
¿Cómo puedo servir a alguien «por amor» hoy,
especialmente si eso significa que no voy a recibir reconocimiento alguno? ¿O
podremos «servirnos por amor los unos a los otros» porque a la larga procuramos
glorificar a Cristo?
¡SOLO A DIOS SEA LA GLORIA!
ORACIÓN: Padre
Celestial, gracias por el nuevo día que me das. Gracias por las bendiciones
recibidas. Gracias por el amor y cariño de mis seres queridos y amigos. Gracias
por las muestras de Tu amor. Ayúdame Señor para que todo lo que haga, lo haga
de corazón tratando de agradarte permanentemente. En el nombre de Cristo, amén.
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