La razón de su
esperanza
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
A
VECES ES BUENO LLORAR
SALMOS 6:6-7 “Me he
consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego
mi cama con mis lágrimas. Mis
ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis
angustiadores.”
Muchas personas que se
encuentran en un estado depresivo llegan a un punto en el que “estallan” en
llanto, porque de alguna manera se las arreglaron para mantener su tristeza en
secreto. Poco a poco fueron acumulando dentro de ellas el dolor y la aflicción
por la que han estado pasando prefiriendo sufrir solas.
Para muchos cristianos la
aflicción presenta un dilema. Cuando sienten el profundo dolor de alguna
pérdida a menudo lo ocultan, creyendo que deben demostrar alegría externamente
independientemente de lo que haya sucedido. Pero no es esto lo que nos enseña
la Biblia.
Cuando
Pablo escribió a los filipenses exhortándolos a “regocijarse
siempre”, se encontraba preso y a la espera de
una muerte casi segura. El pensar que pronto estaría con su
Señor era para él motivo de gozo, aunque en aquel momento estuviese pasando por
muchos sufrimientos. Por eso, en su carta, animó a los filipenses a que se regocijaran
pensando en la vida venidera.
Para los cristianos debe ser
motivo de gozo saber que los sufrimientos de esta vida son transitorios y que
nos espera toda una eternidad en la que disfrutaremos de la paz y el gozo de DIOS,
pero ésto no quiere decir que mientras llega ese momento no vamos a sufrir y a
llorar en ocasiones. DIOS nunca nos
pide que ignoremos el dolor que hay en nuestros corazones. Su Palabra nos
exhorta a “llorar
con los que lloran” así como también a “gozarnos con los que se gozan.”
Debemos amarnos y apoyarnos unos a otros mientras pasamos juntos por el proceso
de la aflicción, de la misma manera que nos gozamos juntos en los momentos de
felicidad.
En el
pasaje de hoy, parte del Salmo 6, David, estando muy enfermo y asediado por sus
enemigos, derrama su dolor y su tristeza cuando dice: “Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo
de llanto mi lecho...” Pero
al final declara la razón de su esperanza y el fin de sus aflicciones: “Ustedes los malvados:
¡apártense de mí, que el Señor ha escuchado mis lamentos! El Señor ha atendido
mis ruegos y ha aceptado mis oraciones.”
Llorar
puede ser beneficioso en ocasiones. El
llanto permite el desahogo de sentimientos que, de acumularse, pueden llegar a
afectarnos profundamente en el aspecto sicológico y emocional. Claro que no debemos dejarnos controlar por el llanto y
la tristeza, sino estar conscientes de que aunque es algo natural en esta vida,
tenemos un Padre amoroso en el cual podemos apoyarnos y del cual vamos a
obtener siempre el oportuno socorro y la solución de aquello que nos hace
sufrir.
No temas llorar si estás
pasando por momentos de aflicción; no hay nada de malo en eso. Pero no olvides que el Señor está muy atento a tus
problemas y que anhela abrazarte y llorar junto contigo, consolarte y
asegurarte que nada ni nadie podrá evitar que disfrutes de la victoria que ÉL obtuvo
para ti en el Calvario.
Aférrate a esta verdad y deposita
tu confianza en tu Padre Celestial con la seguridad de que “a los
que aman a DIOS, todas las cosas les ayudan a bien”, como
declara Romanos 8:28.
ORACIÓN: Gracias, mi Padre amado, por la seguridad que tu Palabra
me hace sentir de que en medio de mi aflicción se mueve Tu Santo Espíritu para
consolarme, fortalecerme y llenar de gozo mi corazón. Te
alabo y te exalto. En el nombre de Jesús,amén.
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