domingo, 19 de junio de 2016

EL REMEDIO PARA TU TRISTEZA


El remedio para tu tristeza.
Comparte esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria 
EL REMEDIO PARA TU TRISTEZA.
SALMOS 31:9-10 “Tenme compasión, SEÑOR, que estoy angustiado; el dolor está acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi cuerpo!  La vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando.”
Todo ser humano durante el transcurso de su vida experimenta en algún momento tristeza en mayor o menor grado. Este sentimiento se repite una y otra vez durante nuestra existencia y las causas que lo motivan son muy variadas. La pérdida de un ser querido, la ruptura de una relación sentimental, problemas relativos a los hijos, una mala situación económica y otras razones por el estilo pueden hacernos caer en un estado de tristeza tan profunda que lleguen a agotar nuestras fuerzas. En el pasaje de hoy, en medio de una muy difícil situación, el rey David nos habla de este tipo de tristeza. Dice: “el dolor está acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi cuerpo!”. Después declara que sus fuerzas se agotan y siente que hasta sus huesos “se van debilitando.” 
¿Qué debemos hacer cuando nos sentimos tristes? La Palabra de DIOS nos da pautas a seguir para combatir la tristeza y sentir paz y gozo en nuestros corazones. Jesús advirtió a Sus discípulos “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). Nadie está exento de pasar por momentos de aflicción y tristeza. La diferencia radica en la manera de reaccionar en esos momentos.
En el pasaje de hoy, David clama por la misericordia de DIOS. Más adelante en el versículo 14 de este Salmo 31, él declara: “Pero yo, oh SEÑOR, en ti confío; digo: Tú eres mi DIOS.” De esta manera reaccionó David en medio de su aflicción: Clamó a DIOS, confió en ÉL y el SEÑOR lo escuchó. Así dice el versículo 22: “Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras”. Si meditamos en la experiencia del rey David llegaremos a la conclusión de que él encontró remedio para su tristeza clamando a DIOS y confiando en ÉL.
Muy difícilmente podemos escapar a los momentos de tristeza en nuestras vidas, pero podemos aprender de esta enseñanza lo que debemos hacer para que nuestros corazones y todo nuestro ser estén llenos de la paz de DIOS. Confiar en el SEÑOR es la clave.
ORACIÓN: Padre Santo, me postro delante de Tu trono de gracia, trayendo ante Tí mi tristeza y mi desaliento. A Tí clamo desde lo más profundo de mi corazón sabiendo que Tú puedes cambiar mi lamento y darme de Tu paz. En el nombre de Jesús, amén.

 

No hay comentarios: