Toma
tus decisiones por medio de la oración.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CÓMO TENER UNA CONCIENCIA LIMPIA
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1ª CORINTIOS 2:10-16 “12 Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.“
El
Señor te ha dado la conciencia para protegerte. Para cultivar y confiar en este
sistema de alerta, debes comprometerte a tomar ciertas acciones:
Aplica la Palabra de DIOS
a tu vida diaria. Al poner en práctica “la ley perfecta que da libertad” (Santiago 1:25 NVI), tu
conciencia se fortalecerá porque conocerá mejor el corazón de DIOS.
Toma tus decisiones por
medio de la oración.
En vez de elegir algo simplemente
porque se ve, suena o se siente bien, trae todos los asuntos al Señor en
oración.
Acepta obedecer a DIOS. Cuanto tú desees firmemente hacer las cosas
a la manera de DIOS, siempre te preguntarás: ¿Qué quiere ÉL que yo haga? Esta
práctica te permitirá discernir y seguir la dirección del Espíritu.
Desarrolla una
sensibilidad más profunda a la reprobación del Espíritu. Como creyentes, ya no
estamos condenados (Romanos 8:1); por tanto, debemos
reconocer la diferencia entre la reprobación del Espíritu Santo y la
condenación del enemigo. El Espíritu siempre nos muestra exactamente aquello
por lo que necesitamos arrepentirnos —no nos da una sensación vaga de
culpabilidad. Su reprobación tiene el propósito de regresarnos a Él.
Entrégate a la voluntad
perfecta de DIOS. Si tú te entregas cada
día en “sacrificio vivo” al Padre Celestial solamente, tu radar interior te
guiará más cerca del Señor. Luego, al rehusarte a seguir el modelo del mundo, y
renovar tu entendimiento conforme a la mente Cristo, podrás “comprobar cuál es la voluntad de DIOS, buena, agradable y
perfecta” (Romanos 12:1,2 NVI).
ORACIÓN
Padre Celestial. Gracias porque en Tu Palabra encontramos la forma de cómo
tener mi conciencia limpia. Ayúdame para que tu Espíritu me guíe a que siempre
sea así. En el nombre de Cristo, amén.
10 Pero Dios
nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña,
aun lo profundo de Dios, 11 porque
¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del
hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el
Espíritu de Dios. 12 Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.
13 De estas
cosas hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las
que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
14 Pero el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente. 15 En
cambio, el espiritual juzga todas las cosas, sin que él sea juzgado por nadie. 16 ¿Quién
conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pues bien, nosotros tenemos la
mente de Cristo.
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