Una Visita inesperada…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LAS VISITAS SORPRESIVAS DE DIOS
ÉXODO 3:4-5 “Cuando Jehová vio que él iba a mirar,
lo llamó de en medio de la zarza:
—¡Moisés, Moisés!
—Aquí estoy —respondió él.
5 Dios le dijo: —No te acerques; quita el
calzado de tus pies,
porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es. “
Como cristianos, creemos que el
Espíritu Santo dirige nuestros pensamientos mediante la oración y la Biblia.
Pero, a veces, ÉL decide intervenir más directamente en la vida de una persona,
como sucedió conmigo en aquel día.
DIOS nos ha visitado desde el comienzo,
cuando caminaba con Adán y Eva en el huerto (Génesis 3:8), y la manera como
se revela es diferente en cada caso.
Moisés vio una zarza ardiente (Éxodo 3:2), mientras que
Samuel escuchó una voz en la noche (1a Samuel 3:1-14). Pero cada una de
esas visitas fue un encuentro divino.
Cuando el Señor visita a alguien, lo hace
con un propósito. Josué recibió instrucciones específicas y poco comunes para
tomar Jericó (Josué 5:13-6:5). Saulo de Tarso
fue llamado al ministerio (Hechos 9). Y otros fueron
advertidos del peligro mediante sueños (Mateo 2:12,13).
Las visitas personales de DIOS
son excepcionales e inesperadas. No podemos orar ni ayudar para hacerlo venir.
ÉL simplemente visita al creyente cuando decide hacerlo. Te digo ésto para que
estés preparado, con un corazón abierto y un espíritu dispuesto si ÉL decide
visitarte.
ORACIÓN: Señor. Ayúdame a estar preparado, con
mi corazón abierto y un espíritu dispuesto, para cuando decidas visitarme.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.
Llamamiento de Moisés
3 Apacentando Moisés las
ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del
desierto y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Allí se le
apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al
fijarse, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. 3 Entonces
Moisés se dijo: «Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la
zarza no se quema.»
4 Cuando Jehová vio que él
iba a mirar, lo llamó de en medio de la zarza: —¡Moisés, Moisés!
—Aquí estoy
—respondió él.
5 Dios le dijo: —No te
acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es. 6 Y añadió: —Yo soy el Dios
de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
Entonces
Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
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