viernes, 3 de marzo de 2017

LAS VISITAS SORPRESIVAS DE DIOS

Una Visita inesperada…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LAS VISITAS SORPRESIVAS DE DIOS
ÉXODO 3:4-5 “Cuando Jehová vio que él iba a mirar,
lo llamó de en medio de la zarza: —¡Moisés, Moisés!
—Aquí estoy —respondió él.
Dios le dijo: —No te acerques; quita el calzado de tus pies,
porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.  “
         Como cristianos, creemos que el Espíritu Santo dirige nuestros pensamientos mediante la oración y la Biblia. Pero, a veces, ÉL decide intervenir más directamente en la vida de una persona, como sucedió conmigo en aquel día.
         DIOS nos ha visitado desde el comienzo, cuando caminaba con Adán y Eva en el huerto (Génesis 3:8), y la manera como se revela es diferente en cada caso.
         Moisés vio una zarza ardiente (Éxodo 3:2), mientras que Samuel escuchó una voz en la noche (1a Samuel 3:1-14). Pero cada una de esas visitas fue un encuentro divino.
         Cuando el Señor visita a alguien, lo hace con un propósito. Josué recibió instrucciones específicas y poco comunes para tomar Jericó (Josué 5:13-6:5). Saulo de Tarso fue llamado al ministerio (Hechos 9). Y otros fueron advertidos del peligro mediante sueños (Mateo 2:12,13).
         Las visitas personales de DIOS son excepcionales e inesperadas. No podemos orar ni ayudar para hacerlo venir. ÉL simplemente visita al creyente cuando decide hacerlo. Te digo ésto para que estés preparado, con un corazón abierto y un espíritu dispuesto si ÉL decide visitarte.
ORACIÓN: Señor. Ayúdame a estar preparado, con mi corazón abierto y un espíritu dispuesto, para cuando decidas visitarme.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.

Llamamiento de Moisés

Apacentando Moisés las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Allí se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. Entonces Moisés se dijo: «Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la zarza no se quema.»
Cuando Jehová vio que él iba a mirar, lo llamó de en medio de la zarza: —¡Moisés, Moisés!
—Aquí estoy —respondió él.
Dios le dijo: —No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.  Y añadió: —Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.


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