jueves, 14 de septiembre de 2017

CUANDO SE NOS CIERRAN LAS PUERTAS

Tenemos contentamiento y gozo sólo cuando hacemos la voluntad de DIOS
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CUANDO SE NOS CIERRAN LAS PUERTAS
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GÉNESIS 16: 1-4 “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo:No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu recompensa será muy grande.
Respondió Abram: —Señor Jehová, ¿qué me darás, si no me has dado hijos y el mayordomo de mi casa es ese Eliezer, el damasceno?
Dijo también Abram: —Como no me has dado prole, mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.
Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: —No te heredará éste, sino que un hijo tuyo será el que te herede.
“sí”, “no” ó “sí, pero todavía no”.
La última respuesta parece ser la que más tememos, aún más que al rotundo “no”. Pero la paciencia es un principio bíblico importante que las Sagradas Escrituras enfatizan una y otra vez en historias, salmos y epístolas.
Siempre es más sabio esperar que el Señor abra una puerta, a intentar abrirla nosotros mismos, aunque la demora haya sido larga. Después que DIOS le había prometido un hijo (Génesis), Abraham vivió 25 años con la respuesta de “todavía no”.
Después de ese cuarto de siglo, la respuesta fue finalmente “sí”. Pero, mientras tanto, Abraham y Sara urdieron su propio plan para tener un heredero: Agar, la criada de Sara, procreó a Ismael. La pareja debió haberse convencido de que estaban “ayudando” a DIOS a cumplir su profecía, pero, en realidad estaban desobedeciendo, y las consecuencias fueron desastrosas.
El resentimiento y la animosidad afectaron a todos los miembros de la familia (Génesis 16:4-6Génesis 21:9,10). Además, los descendien-tes de Ismael vivieron en enemistad permanente con sus parientes vecinos, y esa hostilidad se mantiene hasta hoy en el Oriente Medio (Génesis: 9-14; Génesis 25:18).
Mientras somos pacientes, DIOS prepara la oportunidad al otro lado de una puerta cerrada. Inclusive si pudiéramos conseguir a la fuerza lo que quisiéramos, manipulando las circunstancias, no estaríamos contentos con lo que lograríamos. Tenemos contentamiento y gozo sólo cuando hacemos la voluntad de DIOS en el momento preciso que ÉL ordena. Las bendiciones que encontramos al otro lado de una puerta cerrada, bien valen la espera.
OREMOS: Padre Celestial ayúdame a tener paciencia, a no forzar las cosas y esperar que se cumpla Tu voluntad.
Escucha mi oración, Señor.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.


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