Tenemos contentamiento y gozo sólo cuando hacemos
la voluntad de DIOS
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CUANDO SE NOS
CIERRAN LAS PUERTAS
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GÉNESIS 16: 1-4 “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en
visión, diciendo: —No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu recompensa será
muy grande.
2 Respondió Abram: —Señor Jehová, ¿qué me darás, si no me
has dado hijos y el mayordomo de mi casa es ese Eliezer, el damasceno?
3 Dijo también Abram: —Como no me has dado prole, mi
heredero será un esclavo nacido en mi casa.
4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: —No te
heredará éste, sino que un hijo tuyo será el que te herede.“
“sí”, “no” ó “sí, pero todavía no”.
La última respuesta parece ser la que más
tememos, aún más que al rotundo “no”. Pero la
paciencia es un principio bíblico importante que las Sagradas Escrituras
enfatizan una y otra vez en historias, salmos y epístolas.
Siempre es más sabio esperar que el Señor
abra una puerta, a intentar abrirla nosotros mismos, aunque la demora haya sido
larga. Después que DIOS le había prometido un hijo (Génesis), Abraham vivió 25 años con la respuesta de “todavía no”.
Después de ese cuarto de siglo, la respuesta
fue finalmente “sí”. Pero, mientras tanto,
Abraham y Sara urdieron su propio plan para tener un heredero: Agar, la criada
de Sara, procreó a Ismael. La pareja debió haberse convencido de que estaban “ayudando” a DIOS a cumplir su profecía, pero, en
realidad estaban desobedeciendo, y las consecuencias fueron desastrosas.
El resentimiento y la animosidad afectaron a
todos los miembros de la familia (Génesis 16:4-6; Génesis 21:9,10).
Además, los descendien-tes de Ismael vivieron en enemistad permanente con sus
parientes vecinos, y esa hostilidad se mantiene hasta hoy en el Oriente Medio (Génesis: 9-14; Génesis 25:18).
Mientras somos pacientes, DIOS
prepara la oportunidad al otro lado de una puerta cerrada. Inclusive si pudiéramos conseguir a la fuerza
lo que quisiéramos, manipulando las circunstancias, no estaríamos contentos con
lo que lograríamos. Tenemos contentamiento y gozo sólo
cuando hacemos la voluntad de DIOS en el momento preciso que ÉL ordena. Las
bendiciones que encontramos al otro lado de una puerta cerrada, bien valen la
espera.
OREMOS:
Padre Celestial ayúdame a tener paciencia, a no forzar las cosas y esperar que
se cumpla Tu voluntad.
Escucha mi
oración, Señor.
Te lo pido
en el nombre de Cristo, amén.
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