Si tú le pediste algo a DIOS…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA EXPRESIÓN
DE LA FE
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MARCOS 11:20-24 “20 Por
la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado desde las
raíces.
21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo: —Maestro, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado.
22 Respondiendo Jesús, les dijo: —Tened fe en Dios. 23 De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte:
“Quítate y arrójate en el mar”, y no duda en su corazón, sino que cree que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 24 Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá.” (RVR1995)
Si tú le pediste algo a DIOS y nunca
recibiste lo que deseabas, es comprensible que puedas preguntarte si DIOS te
escuchó en realidad. ¿Recuerdas haber pensado alguna vez: ¿Qué pasó, Señor? Dijiste que si te pedía
con fe, lo harías. ¿No me escuchaste?
Detente para pensar en esta pregunta: ¿Puedes
recordar alguna ocasión en que trajiste una petición al Señor y al parecer no
fue contestada? ¿Cuál fue la situación? ¿Qué pediste en tu oración? ¿Qué dijiste
a otros en cuanto a esa oración? ¿Qué hiciste al respecto?
Creo que una de las razones más comunes por
las que experimentamos una crisis de fe es que nuestras palabras y nuestra
actitud no armonizan. Decimos que estamos orando al Padre Celestial, buscando
Su voluntad y pidiendo Su intervención, pero lo que realmente estamos haciendo
es quejándonos a ÉL.
Le decimos: “Señor, realmente metí la pata”,
o “No merezco ésto”. Podemos decirle, también: “¿Cómo sucedió ésto?” O, quizás,
incluso, clamar: “¿Por qué permitiste que
ésto sucediera?”. Nos lamentamos llenos de angustia por la situación, y después
le pedimos a DIOS que la arregle. ¿Es ésta una oración que honra a DIOS?
En Marcos 11:24 Jesús
enseña que si pedimos algo, debemos creer en nuestro corazón que ya ha sido
concedido. Este nivel de fe no se encuentra en nuestros lamentos sino en
nuestras alabanzas. DIOS quiere que clamemos a ÉL y que traigamos nuestras
peticiones a Sus pies (1 Pedro 5:7). Pero
debemos hacerlo de una manera que se centre en la gloria de DIOS, no en la
nuestra.
OREMOS: Perdóname Padre Celestial que cuando
me dirijo a Tí en oración, muchas veces es para quejarme y para que me ayudes a
salir de un problema en lugar de pedir que se haga Tu voluntad y esperar, con
fe, que Tú responderás. Alabado seas.
Gracias por las pruebas de Tu amor que recibo diariamente. En el nombre de
Cristo, amén.
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