¿Qué «espina» impide hoy poner en el centro de mi vida a
Dios?
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
ESPINAS
El Aposento Alto
MATEO 11:28 “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
Un día descubrí que tenía clavada
una espina en cada uno de mis pulgares. Al principio no me molestaban. Después
de todo, cinco minutos con una aguja, un poco de desinfectante y el problema
estaría resuelto. A la noche, comencé el procedimiento, pero no podía sacar las
espinas. Lo intenté al día siguiente y al otro pero no las pude quitar.
Tras estos intentos, decidí
recurrir a la Internet. Leyendo las experiencias de otras personas aprendí
sobre muchos modos para retirar espinas, desde miel hasta una cáscara de
banana, pero ninguno me dio resultado. En la mañana del tercer día, cuando mis dedos
comenzaron a inflamarse decidí ir al médico.
Unas horas más tarde yacía en la
camilla de cirugía, listo para que un cirujano con experiencia me librase de
esas espinas tan dolorosas.
Oré y pensé en cuán profundamente está encarnado en la
naturaleza humana el deseo de hacer las cosas sin pedir ayuda. Lo que es peor,
en lo que se refiere al dolor espiritual, algunas veces nos cansamos tanto de
intentar librarnos de ciertas «espinas» que aparecen en nuestro camino que nos
damos por vencidos.
La verdad es que no podemos mejorar nuestra situación
espiritual por nosotros mismos. Pero cuando vencemos la arrogancia y entregamos
nuestras cargas al Señor, hallamos alivio.
Nuestro dolor pasará a medida que nos acercamos al Creador.
OREMOS:
MÉDICO de nuestras almas, sana
nuestras espinas de pecado para que tengamos cuerpos, mentes y almas sanas.
En el
nombre de Jesús. Amén.
Sr. Stanilav Prokhorox (Samara,
Rusia)
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