jueves, 26 de diciembre de 2019

VISITA DE NAVIDAD

¿Piensas que la muerte puede ser una visita bienvenida?
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
VISITA DE NAVIDAD
Nuestro Pan Diario
**Leer Lucas 2:25-33 (DHH)

LUCAS 2:29 “Ahora, Señor, tu promesa está cumplida:
puedes dejar que tu siervo muera en paz.”

En Noche Buena de 1994, un hombre conocido como «el viejo Brinker» yacía moribundo en el hospital de la cárcel Muntok, en Sumatra, esperando que comenzara la reunión de Navidad.
«¿Cuándo empieza la música?», preguntó, a lo que su compañero de prisión, William McDougall, respondió: «Pronto»«Bien —contestó—; así podré compararla con la de los ángeles».
Aunque décadas atrás Brinker se había alejado de su fe en DIOS, en sus últimos días, confesó sus pecados y halló paz en ÉL. En lugar de saludar a los demás con amargura, sonreía, lo cual, según McDougal, «era una transformación notable».
Brinker murió en paz aquella noche, mientras un coro de once prisioneros demacrados entonaba Noche de Paz. McDougal, sabiendo que Brinker había vuelto a seguir a JESÚS y que estaba con ÉL en el cielo, señaló: «Quizá la muerte haya sido una visita de Navidad bienvenida para el viejo Brinker».
Su historia me recuerda a Simeón, un santo hombre a quien el ESPÍRITU SANTO le había revelado que «no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor» (Lucas 2:26). Cuando vio a JESÚS en el templo, exclamó: «Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz. Porque ya he visto la salvación» (vv. 29-30).
El mejor regalo de Navidad que podemos recibir o dar
es la fe salvadora en JESÚS.
OREMOS: SEÑOR, gracias por la paz de la salvación.
En el amor de CRISTO JESÚS, amén.
**Leer Lucas 2:25-33 (DHH)
25 En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo y piadoso, que esperaba la restauración de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, 26 y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a quien el Señor enviaría. 27 Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que la ley ordenaba, 28 Simeón lo tomó en brazos y alabó a DIOS, diciendo: 29 «Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz. 30 Porque ya he visto la salvación 31 que has comenzado a realizar a la vista de todos los pueblos, 32 la luz que alumbrará a las naciones y que será la gloria de tu pueblo Israel.»
33 El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño.
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